La salida de Messi... y la salida de Piqué

Gerard Piqué saludando a la afición en el Camp Nou

Gerard Piqué saludando a la afición en el Camp Nou / Josep LAGO / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Piqué se despedirá hoy del Camp Nou. Lo hará en un partido de perfil bajo, ante el Almería, uno de los equipos de media tabla de la Liga. Su precipitada salida del Barça ha cogido a todo el mundo a contrapié. Sin saber si habrá homenaje institucional. Y será el público, su público, quien le rendirá el adiós que se merece. Es de suponer que Xavi le dará minutos. Tal vez, incluso, como titular. Aunque sea su sexta opción para el puesto de central. Hoy, teóricamente, es un día para las emociones. Los sentimientos por encima de las razones. Pero hay que asegurar los tres puntos. El equipo no puede despistarse. Hay que ganar para meter presión a un Madrid que el lunes tiene derbi en Vallecas. El liderato está al alcance de la mano antes del parón del Mundial. La victoria, por lo tanto, es imprescindible. Y Xavi deberá gestionar esta mezcla de sensaciones con destreza. Porque Piqué no puede irse del Barça por la puerta de atrás. Como hizo Messi. 

Dos de los futbolistas más representativos del mejor equipo de la historia han abandonado el club en los últimos catorce meses de una forma, digámoslo claramente, poco estética. Ambas salidas se han visto envueltas en polémica. Y han estado condicionadas por la grave situación económica del club. A Messi no se le renovó (cuando el contrato estaba a punto para ser firmado) porque no se le podía pagar. Y Piqué se va después de que el propio presidente le señalara por su desproporcionado salario. Más allá de las consideraciones futbolísticas (que las hay, especialmente en el caso del central, a quien Xavi ya anunció en el mes de mayo que jugaría poco o nada), la crisis financiera ha marcado la salida de dos leyendas. Es el daño colateral de la maldita mochila heredada...

De todas formas, la realidad es que el Barça jamás ha sabido despedir a sus estrellas. Es una disfunción histórica en un club en el que, afortunadamente, han militado los mejores futbolistas de todos los tiempos. Una anomalía que ha afectado a todo tipo de jugadores y presidentes. De cualquier época. Y que, algún día, habría que solucionar. Con Messi se llega tarde. Aunque Laporta quiere reparar el desagravio recuperándo al crack argentino la próxima temporada. Con Piqué, también. A ver si con Busquets, que abandonará el club el próximo 30 de junio cuando acabe su contrato, se consigue revertir esta funesta y desoladora dinámica. Hay tiempo. Si se quiere, se puede hacer mucho mejor...