Opinión

Roger Grimau, el 'chivo expiatorio' de Navarro

El técnico azulgrana ha sido la víctima de una planificación más que mejorable... pero también ha tenido mucha culpa

Roger Grimau no ha sabido salir airoso de un 'marronazo'

Roger Grimau no ha sabido salir airoso de un 'marronazo' / EFE

Desde que un sacerdote ponía sus manos sobre la cabeza de un macho cabrío y le transfería los pecados del pueblo de Israel y después lo arrojaba al desierto, el mundo está lleno de chivos expiatorios en una expresión muy acertada que tendría cierta analogía con lo que ha sucedido esta temporada con el baloncesto azulgrana.

Lo primero. En el deporte apenas hay memoria. Ya nadie recuerda cuando se rescindió el contrato hasta 2025 de un Mirotic al que el club sigue pagando. Se escapó Kevin Punter y desde la planta noble con Joan Laporta a la cabeza se habló de proyecto nuevo en lo que hacía presuponer una temporada de transición pese a la exigencia máxima y al "perder tendrá consecuencias". Incluso se decía que el Barça no disputaría los play-off de la Euroliga.

Pese a los avisos desde bastantes sectores, Juan Carlos Navarro optó por dar la responsabilidad a Roger Grimau, un personaje importante en la historia de la sección con experiencia tan solo en la cantera y en el filial. Se pagaron más de dos millones de euros por la libertad de Joel Parra (debe ser un jugador importante) y de un Brizuela que no era titular fijo en Unicaja (estaba Kalinoski).

Sigamos para bingo. El club con la 'Bomba' a la cabeza apuestan con fuerza por el regreso de Willy Hernangómez. "No defiende nada", me avisaban dos auténticos frikis de la NBA que tengo por compañeros. Pues habrá que buscar soluciones. A mí se me ocurre una... protejámoslo con un 'cuatro' potente como Chima Moneke, Melvin Ejim, Semi Ojeleye o Damien Inglis.

No, se apuesta por Jabari Parker, el gran acierto de Navarro, un jugador que ha vuelto a sentirse importante tras un calvario de lesiones, pero poco intimidador. Es un 'jugón'. El caso es que dejas a un jugador con problemas defensivos sin el complemento ideal y claro, los rivales lo han atacado continuamente en penetraciones.

El equipo está desequilibrado. Si juegan los que defienden, no se pasa de 75 puntos. Si juegan los anotadores, el rival mete 95 puntos y también pierde. 31 derrotas no son de recibo y pese a los citados errores de Navarro, Grimau también tiene responsabilidad y por ello será utilizado como chivo expiatorio.

Navarro ha cometido graves errores en la planificación

Navarro ha cometido graves errores en la planificación / VALENTÍ ENRICH

Lo primero, que no ha hecho crecer a ningún jugador a excepción de Parker y de un Vesely al que ha 'quemado' Uno de sus grandes 'debes' es haber acortado la rotación, exprimiendo a sus pesos pesados hasta hacerlos llegar fundidos al final de la primavera. ¿De verdad que Brizuela, Parra, Paulí y Nnaji no pueden jugar 20 minutos en Zaragoza o contra el Breogán en el Palau? Es que se puede perder, dirán algunos. ¡Es que se perdió, leñe!

El Madrid tenía un agujero en el base pese a ganar la Euroliga de 2023 y se lanzó a por Facundo Campazzo. Cosas del deporte, con él no han reinado en Europa, pero en el mano a mano con el Barça se ha pasado del 3-0 azulgrana en la pasada final liguera a un 0-3 en 'semis'. 

Tampoco ha sabido frenar un mal endémico del equipo que heredó de la 'era Saras': la irregularidad dentro de los partidos, el hundirse tras encajar un parcial de 9-0. Lo dicho, un chivo expiatorio que compró él mismo las brasas para su propia caldera con 31 derrotas, algo inadmisible. La plantilla estaba mal hecha, pero no se pueden perder 31 partidos.

Por último, ahora es fácil y yo mismo me habría equivocado. En una apuesta similar a la que se hizo con Pau Gasol en 2020, el Barça logró el fichaje de Ricky Rubio procedente de la NBA y no ha dado resultado, sobre todo en ataque. El catalán ha estado demasiado inseguro tras su segunda lesión grave y ni siquiera tiene asegurada su continuidad. Grimau tuvo que ir haciéndole hueco y el equipo empeoró.