La Última

En recuerdo de Michael Jordan

Emilio Pérez de Rozas

Hubo un momento que ya no tenía valor lo que conquistaban. Hubo un momento, no culpa de ellos, sino de la euforia que generaba su juego, su fútbol, su manera de dominar, de asustar al rival, de sumar títulos, que la gente, empezando por su fiel afición, consideró que podían y debían ganar todos los partidos por 5-0 y 0-5. Nada de todo eso era culpa suya. Nada.

Es más, nadie les tenía en cuenta cuando decían, empezando por su entrenador y siguiendo por sus jugadores, que lo que estaban haciendo, que lo que logran, no es fácil y que es, sencillamente, poco menos que irrepetible. Pero, sin embargo, ellos lo repiten casi en cada jornada. Y, claro, como no juegan solos, de vez en cuando les plantan cara adversarios que o bien tienen una calidad muy parecida a la suya (Arsenal) o bien les sale un encuentro ultradefensivo (Zaragoza), que les dificulta el lucimiento personal y de conjunto.

Y, entonces, cuando pierden por 2-1 o sólo ganan por 1-0 los hay que creen que el equipo ha fallado, no ha hecho un buen partido, se ha dormido, falta fulanito, menganito debió de descansar, historias absurdas porque, lo realmente cierto, es que, como muy bien dijo Pep Guardiola ni Roger Federer, Rafa Nadal, los Lakers, Michael Jordan o el mismísimo Madrid de Alfredo Di Stéfano, al que este Barça le ha arrebatado uno de sus más brillantes récords, ganaba fácil, ni siquiera aquellas cinco Copas de Europa en blanco y negro, cuya racha puso fin el Barça en el Camp Nou con aquel golazo de cabeza de Evaristo a Vicente.

Aquel impresionante Madrid, como le ocurre esta semana al Barça, cuando ha de superar un 1-2 adverso ante el Arsenal, cayó en Niza 3-2 en el 60, perdió con el Atlético (1-0) en una eliminatoria del 59, con el Vasas de Budapest (2-0) en el 58, con el Rapid de Viena (3-1) en el 57 y con el Partizan de Belgrado (3-0) en el 56. Luego, casi siempre en casa, ese Real Madrid remontaba las eliminatorias y acababa conquistando el título. Eso es lo que le toca ahora al Barça, presentarse con sus mejores galas en el Camp Nou y demostrar que es superior al mejor de los Arsenal, que, no lo duden, vendrá liderado por Cesc y con su mejor lista de estrellas.

No tanto el cuerpo técnico o la plantilla, que siempre han tenido los pies en el suelo y son perfectamente consciente de la dificultad que comporta mantener este nivel durante tres años seguidos, pero sí la afición y, tal vez, tal vez, buena parte de la crítica, necesitan comprobar con la presencia en Europa del Arsenal y, en España, del Real Madrid, que hay adversario y que para ganarles deberán jugar como el mejor Nadal, el mejor Federer, los mejores Lakers, el mejor Jordan y, por supuesto, el mejor Barça. Y en ello están.