El Real Madrid ya ha ganado LaLiga (o no)

El Real Madrid fue campeón de LaLiga 2021-22

El Real Madrid fue campeón de LaLiga 2021-22 / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

No miren ustedes (los culés, digo) la clasificación. No hay nada que hacer. El Real Madrid lidera con siete puntos menos que el Barça la tabla. Eso es así. Esta gente es tan buena, se sabe tan poderosa, tan elegida, tan sumamente superior, que ya han ganado LaLiga. Lo que pasó la pasada jornada es la mejor prueba de ello.

El Real Madrid recibió al Atlético en el Bernabéu a ocho puntos del primer clasificado, que, aunque no lo parezca, sigue siendo el Barça, y, cuando acabó el partido, estaba a siete. El desastre, el adiós a la competición, el esto ya está decidido campaba a sus anchas por un entorno madridista más volátil en la derrota que el futuro del PSG. Había que centrarse en la Champions, que “esa es nuestra competición y ahí somos los putos amos jajajaja”, decían golpeándose el pecho con los puños de forma rítmica a la vez que muy masculina (o no).

Eso sucedió un sábado y, un día más tarde, el bipolarismo blanco hizo acto de presencia cuando Xavi le dio la mano a Rubi y le dijo: “Felicitats, crack”. Aunque no lo parezca, nada había cambiado, por lo menos en lo que a las matemáticas se refiere, en el Real Madrid. Cuando el partido del Barça acabó, seguían a los mismos siete puntos de diferencia que un día antes. Habían recortado un punto respecto a hacía una semana, eso sí.

Al parecer, ese es un punto, nunca mejor dicho, de inflexión que convierte al equipo que dirige el bueno de Carletto, todo un caballero cuando le apetece (que no es siempre), en el máximo favorito para hacerse con el título, para repetir un año después de ganar ante la incomparecencia del Barça que dirigieron a medias Koeman y Xavi.

Ojalá el Barça tuviera un uno por ciento de la autoestima que tiene el madridismo, que se ve campeón mientras, a seis cientos kilómetros, y pese a mantener una ventaja enorme, ya empiezan a mostrar sus carencias emocionales. Está bien que así sea porque, ahora sí, ha llegado el momento de que el Barça de Xavi crezca. Hasta ahora se le ha mimado con más o menos condescendencia, pensando en el futuro y no en el presente, mirando más de donde viene que dónde está. Esto, ahora, va a cambiar. Es la primera vez que este proyecto está arriba, con cierta ventaja, respecto a su gran perseguidor. Es el momento de demostrar que esto no va de broma, que se siente fuerte. Es hora de aguantar el tirón, por muy fuerte que sean los altavoces madridistas. Ser perseguidor es mucho más sencillo, incluso más cómodo, que ser el perseguido, pero el espectador solo se acuerda de quien llega primero al final de la película. El Barça habrá vuelto cuando sepa aguantar la presión.