Los peores días de la vida de Xavi

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Xavi nació futbolista y entrenador al mismo tiempo. Era de aquellos jugadores que tienen el destino marcado desde que empiezan a crecer en el fútbol profesional. Igual que Cruyff y Guardiola, a los que solo hacía falta ver cómo mandaban en el campo para saber que un día serían entrenadores.

A Xavi había que escucharle en sus tiempos de futbolista. Hablaba con pasión del estilo del Barça y aprovechaba cualquier momento de confianza con el periodista para referirse a tácticas, espacios, triángulos, cuadrados y desdoblamientos. En su cabeza de futbolista habitaba un entrenador y jamás negó que su sueño era entrenar al Barça. Desde el primer día escudriño el carácter y el estilo de sus entrenadores. Aprendió de Van Gaal, Rexach, Rijkaard, Guardiola, Tito Vilanova, Camacho, Luis Aragonés, Del Bosque... Distintos librillos. Y ahí le tenemos, en el banquillo del Barça. 

TIEMPO

Cruel paradoja que desvela una realidad a la que no se puede girar la cara. La presión del cargo es tremenda

como esto sin Messi, sin Iniesta, sin él mismo, sin Piqué, sin el carácter de Puyol... es imposible, pues ha optado por sacar el máximo provecho de los jugadores que tiene, con un estilo lo más parecido posible al original. Ocurre, sin embargo, que la paciencia no existe en el mundo del fútbol. Le afean lo que algunos piensan que es resultadismo y desde casa le llaman traidor. Muy duro, de ahí lo de los peores días de su vida. Le entiendo. Como entiendo que lo mejor y más inteligente que puede hacer en esta etapa es ser práctico y hacer un equipo sólido y consistente. Lo de brillante necesita más tiempo. Démoselo. 

LA CLAVE

Lo más inteligente que puede hacer es construir un equipo sólido