Opinión

El papelón del clan del clavo ardiente

Bellingham se encara con Arberola Rojas tras el primer gol atlético.

Bellingham se encara con Arberola Rojas tras el primer gol atlético. / EFE

Pongamos que es el Real Madrid el que le endosa tres goles al Celta en 9 minutos antológicos y remonta un partido imposible. Estamos tragando el gen y el espíritu de Juanito hasta el día del juicio final. Sólo hay que acudir al raquítico debut de los blancos en la Champions. Bellingham, que en el Metropolitano sólo apareció para perder los papeles y atizar a Correa, encontró un rebote en el descuento para salvar los muebles a medio metro del gol.

Ni palabra del flojito partido del inglés ni de una primera parte en la que el excampeón de Europa acarició la mediocridad. Vimos la “obra de arte” de Jude hasta el amanacer. Es más, por esas definiciones que el joven centrocampista acumula tras rechace en el área, hasta se difundieron videos comparándole con… ¡Raúl González!, tercer máximo goleador de la historia merengue. Tremendo. En Barcelona, el foco del debate va a seguir instalado en el juego. Esa es la cultura que marca la historia del Barça y la que, casi siempre, le llevó al éxito.

Y en ese análisis, el del fútbol, habrá que convenir que el equipo estuvo espeso el sábado. Atacó mal, sin mobilidad ni amplitud. Y defendió peor, corriendo hacia atrás, porque casi siempre llegó tarde a la presión. El rival pudo golearle y el aviso debe activarse. Pero la reacción azulgrana pone de manifiesto tres cosas: una, hay talento y alma para remontar. Antes no lo había. Dos, el carácter ganador pertenece a los grandes jugadores, no a los clubs. El Madrid, con el 10 de Diarrá, estuvo seis años cayendo en octavos en Europa. Es decir, sin calidad no hay gen. Y tres, escuchar ahora que lo del Barça es injusto resulta sonrojante. Injusto puede ser ganar una Champions haciendo esto en cada eliminatoria. O llevarte una final en la que te chutan 23 veces. Para los del clavo, eso era ADN blanco. El sábado, era suerte. El domingo, tras caer ante el Atleti, rajaban de Alberola. Hay que tomárselo con humor.