La obstinación de Denis merece premio

Denis marcó el cuarto gol de la velada

Denis marcó el cuarto gol de la velada / I. PAREDES

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Thiago Alcántara quiso ser “un futbolista que la gente recordara para siempre”. Si era en el Barça, bien. Si era en otro club, también. Lícito y sincero: “Mentiría si dijera que quiero triunfar en el Barça”, dijo en 2011. Unas declaraciones mucho más interesantes que las que habitualmente llenan un mundo en el que el exceso de tópicos deshumaniza a quienes los usan. Las declaraciones son la paja que envuelve a los partidos, la joya de la corona de un negocio billonario en el que los jugadores son el oro, la turquesa y el diamante del que se compone la joya. Thiago se salía de la norma verbalizando lo que la mayoría de futbolistas, incluso aquellos que crecen en la cantera del Barça, piensan: el objetivo es triunfar, sea donde sea.

Pero existen excepciones, jugadores que prueban con hechos lo que sueltan de palabra. Xavi, Puyol o Messi, si hubieran usado el cerebro en vez del corazón, no serían hoy leyendas del barcelonismo. Denis Suárez recuerda a ellos. Sin crecer desde niño en La Masia, muestra una perseverancia y una obstinación poco habituales en un mundo en el que el dinero lo mueve todo. Rechazó ofertas irrechazables de Italia e Inglaterra porque su objetivo no es triunfar en el mundo del fútbol, sino hacerlo en el Barça. Habla poco y nunca levanta la voz, ni ante la prensa ni en la intimidad. Sufre como cualquiera que juega poco, pero no se rinde. Más allá de su indiscutible talento, el proyecto blaugrana no puede permitirse dejar de contar con jugadores con ese grado de compromiso.