La nueva pirámide de Joan Laporta

Joan Laporta, sobre el equipo femenino: "Somos una referencia mundial"

Joan Laporta repasa la actualidad deportiva del club en una extensa entrevista con SPORT / MARTA FERNÁNDEZ | DAVID BERNABÉU

David Bernabeu

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En una de sus apariciones recientes, Joan Laporta apuntó a la figura de Deco: “su perfil será más intervencionista”. Viniendo de donde venía, paso hacia adelante. Laporta, en el plano deportivo, no había arrancado bien. Mantuvo a un técnico en el que no creía, no avanzó el regreso de quién luego salvó los muebles, con un director de fútbol que no era director deportivo y una pieza, Jordi Cruyff, sin encaje claro en la estructura. Tras el jeroglífico, definir organigrama y cometidos ya es mucho.

El Barça, en tiempos de Bartomeu, profanó el estilo e incorporó perfiles que andaban lejos de los códigos futbolísticos que llevaron la entidad a la gloria. Defiendo que la política deportiva debe marcarla el club, por encima del entrenador de turno. Salvo que el entrenador no sea de turno, como es el caso. Si Laporta se jacta de ser de los pocos que tiene el club en la cabeza, Xavi es de los pocos que en sus genes lleve esa “manera genuina de jugar al fútbol”, a la que Laporta alude siempre. Esa condición debe notarse.

Por ejemplo, cuando en el Barça, de repente, reaparece un debate casi cíclico sobre la tentación de complementar el talento con el físico. El míster sabe que, en unos años, igual dicen que Pedri, Gavi y Pablo Torre no pueden jugar juntos. Y sabe que ganó once veces 1-0 porque, sin Pedri, le faltó nivel en tres cuartos para no perderla, decidir mejor y cerrar partidos. Y se acuerda de cuando el “problema” era que él, Iniesta y, precisamente, Deco - los tres bajitos - no podían ser el triángulo. Por eso, conviene que el portugués mande y discuta con el entrenador. Por supuesto. Pero que escuche dos veces al técnico, si es necesario. Porque si Xavi pide otro interior ofensivo no es casual. Y porque, de momento, si la esperanza del barcelonismo pasa por algo es porque se plasme en el césped la idea de Hernández. Tenerlo presente no es una cuestión menor. Todo lo contrario.