¿Por qué Neymar ha bajado desde el Balón de Oro?

Antes de nada, permítanme argumentar la pregunta más allá de la evidencia del flojo rendimiento de delantero brasileño en las últimas semanas. El Neymar que arrancó la temporada, despidió el 2015 con un registro abrumador: 18 goles a sus espaldas y una sensación contrastada de estrella consagrada y capaz, por si sola, de desequilibrar cualquier partido con independencia del rival de turno. Neymar creció, y mucho, en el arranque de la temporada 2015/16. Por desgracia, no podemos decir lo mismo de su evolución en lo que va de 2016. A mediados de abril ha participado en un total de 19 partidos y su registro goleador no va más allá de 9 dianas. Un rendimiento en clara regresión.

UN PROCESO DE MADURACIÓN INCOMPLETO. Neymar aún tiene pendiente un salto más en su carrera futbolística si realmente quiere llegar algún día a ser el número uno. Es justo reconocer su progresión y recordar las semanas en las que tiró del carro azulgrana coincidiendo con la ausencia de Messi por lesión. Faltaría más. No se trata de reabrir el infundado debate sobre si Ney juega mejor o peor en función de si Messi está o no sobre el terreno de juego. Coincidiendo ambos, el Barça ha ofrecido un espectáculo único en el mundo del fútbol. Los elogios hacia el brasileño se han diluido al igual que su aportación individual. Neymar vive inmerso en una vida de lo más agitada. Acosado por múltiples casos jurídicos, asediado por una maquinaria mediática brutal y con una vida privada algo disipada, ha visto frenada su carrera hacia el liderazgo que el Barça ahora sí necesita con urgencia. El delantero ya no rompe en el uno contra uno, ha perdido precisión en su juego asociativo, su olfato goleador está en caída libre y ha mostrado excesivos lances de crispación. Detalles impropios de un crack obligado a dar la talla en situaciones especialmente complicadas. Por ejemplo, las de las últimas semanas. Joven y con talento, solo debe reflexionar.