Opinión

Motivos para sonreír

El entrenador del FC Barcelona, Xavi Hernández, en un entrenamiento en abril de 2024

El entrenador del FC Barcelona, Xavi Hernández, en un entrenamiento en abril de 2024 / FCB

Buff, que final de temporada... y esperen, que esto no para. Nunca para... Del pasado ya han corrido ríos de tinta y poco construye remover y volver a remover las miserias vividas hasta hartar al último seguidor blaugrana.

Es cierto que la temporada ha quedado en blanco, nunca mejor dicho, pero la grandeza del deporte, aunque pueda parecer un sinsentido, es que muchos participan y todos pierden, todos excepto uno. No, no nos ha tocado este año degustar las mieles del triunfo en cuanto a futbol se refiere, pero tan cierto es eso como reconocer que, gracias a los errores cometidos, algunos del todo groseros, hoy con la ratificación de Xavi Hernández como técnico, nos conocemos como jamás lo habíamos hecho antes y si tenemos la valentía, osadía y generosidad de no solo conocernos, sino “reconocernos”, podemos dar un salto de calidad y cualidad tal, que llegaremos a ver el pasado como una dolorosa pero necesaria anécdota superada.

Xavi sabe bien que su liderazgo ha quedado ratificado y parapetado por quién realmente debe confiar en él y toma las decisiones en el club, su Presidente, y debe olvidar y dejar de prestar atención de si tiene más el apoyo de unos o de otros, de los diferentes pareceres que puedan existir y que seguro existen en una organización tan rica, diversa y compleja como el Futbol Club Barcelona, y marcarse como meta complacer con buen juego a cuantos creen en él así como callar con una cariñosa bofetada de futbol a quienes duden o puedan hacerlo, que están en su derecho.

¿Saben por qué? Porque tan buenos argumentos tienen y tan lícito es considerar Xavi la persona ideal para llevarnos hasta el anhelado triunfo, como argumentos o dudas ha generado él mismo en el pasado del equipo como para pensar lo contrario. El caso ha quedado zanjado: el elegido no es alemán, ni mexicano, ni italiano… Es catalán, de Terrassa y con una familia más culé que Laporta, Freixa y Font juntos.

¿Deberes? Todos. De las tres áreas de gestión que debe dominar el bueno de nuestro Míster para optar a los máximos laureles, en una roza la excelencia, la gestión del grupo (especialmente compleja cuando diriges figuras mundiales de sensibilidades personales y culturales tan diversas); en otra se ha instalado en un ajustado y peligroso suficiente, la del modelo de juego y su gestión sobre el 'verde'; y en la tercera un “necesita mejorar” flagrante y urgente, su relación con el entorno, en el sentido más amplio.

Lo importante, por no decir lo fundamental, es que por fin, parece que Xavi ya ha conocido y lo que es más importante, se ha reconocido, en las áreas en las que no ha estado a la altura de lo exigible y así se lo ha hecho saber a la cúpula del club, y es a partir de esa sincera transparencia personal, desde donde debe partir un nuevo Barça, sin excusas, sin lamentos y sin miedos.

Y aunque pueda parecer que la alegría se encuentra en el triunfo y el destino, no es así. La alegría, la verdadera alegría si hay sinceridad y autocrítica, estará en el camino.

Recorrámoslo a su lado, nos necesitará.

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