Messi: toda la verdad y nada más que la verdad

Messi, durante la Finalissima

Messi, durante la Finalissima / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Pochettino cantó ‘La Traviata’: "Os puedo asegurar que lo de Messi se hizo todo en tres días, no hubo negociaciones previas". Mil teorías a la basura. Messi quería seguir y no tenía oferta del PSG. Caretas fuera. El agua moja, el cielo es azul y las mujeres tienen secretos.

Laporta dijo que era el único candidato que podía lograr mantener a Leo y que todo se podría arreglar con un asado. A pesar de la herencia ruinosa de Bartomeu, el presidente se mostró muy optimista con la continuidad de Leo. El 3 de agosto, Leo coincide en un yate con jugadores del PSG, que le piden que se vaya a jugar con ellos. Messi contesta que es imposible porque tiene todo cerrado con el Barça, a expensas de la firma. Esos días, el club insta a los Messi a acudir a Barcelona, para rubricar el acuerdo en las oficinas de ‘Leo Messi Management’ el 5 de agosto y después, hacerse una sesión de fotos oficiales con el presidente en las dependencias del club. El Barça baraja varios actos para celebrar, por todo lo alto, que Messi se queda. El 4 de agosto, Jorge viaja de Argentina a Barcelona y Leo vuelve de Ibiza. Cuando creen que todo está hecho, el día 5 de agosto, los Messi reciben una llamada del club para decirles que, de repente, se ha dado marcha atrás y no se firma. Nadie da crédito. Incluso hay quien se lo toma como una broma pesada. El presidente llama a Jorge Messi para decirle que no pueden asumir la operación.

Horas después, el Barça emite un comunicado, donde cuenta que no se puede formalizar el contrato por trabas económicas y estructurales. El 7 de agosto Laporta dice que el club está por encima de cualquier jugador y que no podían inscribir a Messi. El 8 de agosto, entre lágrimas, el mejor jugador de la historia del fútbol explicaba que había hecho todo lo posible para seguir, que se había bajado el sueldo un 50% y que nadie le pidió nada más. Esa tarde, Leonardo, director deportivo del PSG, contacta con Jorge Messi para ofrecerle una salida. El 9 de agosto llega la primera propuesta del PSG.

Qatar quiere a Messi a toda costa. Se suceden llamadas, reuniones y tras tres días frenéticos, donde los abogados no pegan ojo, se cierra todo en 72 horas. El 10 de agosto, a las 12.30 del mediodía, se llega a un acuerdo. El PSG fleta un avión privado en El Prat. Ese día, deprisa y corriendo por la urgencia de Qatar, Leo aterriza en Francia, pasa revisión en un hospital parisino y se presenta. Esa es la verdad. Y no la que nos han querido vender los telepredicadores baratos y algunos de los que echaron a Leo para justificar lo injustificable. Pochettino dijo la verdad. Cantó ‘La Traviata’. El agua moja, el cielo es azul y las mujeres tienen secretos. Caretas fuera. Circulen.

PALANCAS, TRANCAS Y BARRANCAS

A un lado, la posibilidad de firmar con ‘LaLiga Impulso’, como otros 39 clubes. Al otro, firmar otra operación en la que el dinero figure como capital directo y no como deuda. Eso implicará liberar masa salarial por 120 millones y reactivar nuevas rebajas salariales de jugadores. Que hable el socio. Son las famosas palancas. A trancas y barrancas. 

EL DINERO AJENO

Pedir a las vacas sagradas que, teniendo un contrato vigente, vuelvan a bajarse el sueldo por el bien del club, es legítimo y razonable. Lo que ya no parece coherente,   es que mientras se piden rebajas salariales, se negocien fichajes de jugadores que no cobrarán en Sugus de sandía. Al final, es lo de siempre: hablar del dinero ajeno es gratis.