Messi, Argentina y el Barça

Messi, en el entrenamiento previo al choque ante Croacia

Messi, en el entrenamiento previo al choque ante Croacia / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Mundial de Rusia no ha aportado ninguna novedad sobre la relación de Messi con su selección. Argentina es lo que es, da para lo que da, y Messi tendrá que sudar y sufrir mucho para conquistar el único título que le falta: el de campeón del mundo. Se trata de una realidad absolutamente contrastada a lo largo de los años. Messi es el mejor futbolista de la historia y lo demuestra constantemente con el Barça, pero cuando se enfunda la albiceleste, los resultados llegan en cuentagotas o, directamente, no llegan. Es evidente que la diferencia entre la selección argentina y el Barcelona es abismal, que Higuaín no es Suárez, que Banega está muy lejos de Iniesta, que los argentinos no tienen a Busquets, que su defensa es una broma comparada con la del Barça que lidera Piqué, que el portero no para como Ter Stegen ahora o Valdés hace unos años. Que un jugador, por muy bueno que sea, en este caso el mejor, no puede jugar por todo el equipo. En el Barça, Messi sabe cuándo Iniesta se la va a pasar y cuándo él le ha de filtrar un pase de gol a Suárez, prácticamente sin mirarse. Es lo que tiene juntar al mejor con los mejores. Pero en Argentina hay pocos que le entiendan y la presión que sufre por su obligación de tirar de un carro que tiene mucho lastre es infinita. Jugar solo es un problema que veremos si en este Mundial puede superar.

Hay una máxima en el mundo del deporte profesional que acerca al mejor deportista al mejor equipo. Es una cuestión de lógica y de dinero. Ferrari es el que más podía pagar a Schumacher y el que mejores ingenieros podía darle; Banesto podía juntar a Indurain con Delgado; Pau Gasol tenía que alcanzar la NBA sí o sí... Y en el fútbol, todavía más. Messi, en el Barça; Cristiano Ronaldo en el Madrid. Y antes, Maradona, Ronaldo, Ronaldinho, Figo, Zidane... Con las selecciones es distinto, las estrellas no pueden elegir dónde nacen ni las Federaciones les pueden fichar. Messi juega en el mejor equipo pero no en la mejor selección. Sin duda, de haber escogido, cuando podía, jugar con España, Leo tendría un Mundial y dos Eurocopas, como mínimo, y ahora volvería a ser favorito en Rusia. Por él, pero también por los que hubiera tenido y tendría al lado. Casillas, Ramos, Puyol, Piqué, Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Villa... Muchos, compañeros suyos en el Barça, en un Barça en el que lo ha ganado todo. La fórmula no falla: el mejor, con los mejores. La década prodigiosa del Barça, con sus altibajos, lo atestigua. Y ahí quería llegar. En los últimos años se aprecian demasiados ‘bajos’ en el Barça, sobre todo en la Champions, donde no ha pasado de cuartos de final en tres temporadas consecutivas. Tiene a Messi pero ya no domina, tal vez ha dejado de ser el mejor equipo como consecuencia de la evolución lógica del tiempo. Sigue Messi, pero ya no están Puyol, Xavi, Villa, más Alves, no olvidemos a Alves, y la próxima temporada tampoco estará Iniesta. Digo que la evolución es lógica, pero también es controlable. El club puede, y debe, prepararse, anticiparse y actuar ante los cambios que van a producirse. Es decir, cantera y fichajes, la fórmula que mejor se le ha dado históricamente al Barça. Pero ahora mismo hay motivos para cierta preocupación. La cantera se ha secado y los fichajes no son incuestionables, por no recordar que se fue Neymar y que no se ha podido traer a Griezmann. Que Bartomeu y los técnicos tomen nota de lo que le ocurre a Argentina y hagan bien su trabajo para poner a la mayor cantidad posible de mejores junto al mejor. A Messi le quedan muchos años como el mejor, pero que el Barça sea el mejor no depende de él. Y a aquellos de los que depende, la historia no les perdonará si fallan.