El mejor equipo y el que quiere volver a serlo

Aitana

Aitana / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça femenino es el mejor equipo del mundo. Lo evidenció la pasada temporada conquistando el triplete y quiere volver a demostrarlo esta campaña repitiendo los títulos de Liga (ya logrado), Copa (en semifinales) y la Champions (ayer dio un paso de gigante para estar en la final). La pasión que levanta este grupo de jugadoras, capitaneadas por Alexia Putellas (la número 1 del planeta), ha convertido el Camp Nou en el escenario de grandes fiestas culés. Ante el Madrid se batió el récord de público (91.553 espectadores) y ayer, contra el Wolfsburgo, una vez más los socios y aficionados estuvieron al lado de su equipo con otro registro histórico: 91.648. Y es que el Barça femenino engancha. porque es el ejemplo del trabajo bien hecho, producto de una excelente planificación. Los éxitos no llegan por generación espontánea, sino que son la consecuencia feliz de una estrategia deportiva muy bien diseñada. De hecho, todo lo que se ha hecho mal en el Barça masculino durante años se ha hecho bien en el Barça femenino. Y la situación futbolística de uno y otro es la prueba más palpable que desviarse del camino solo puede conducir al fracaso. 

Xavi, afortunadamente, ha venido para cambiar el rumbo. Ha recuperado un estilo de juego que hacía demasiado tiempo que el Barça había desterrado. Tanto, que muchos futbolistas ya ni se acuerdan de cómo se practica. Y eso que algunos de ellos llevan muchas temporadas en el vestuario blaugrana. Eso demuestra, sin duda, el descontrol vivido en el Camp Nou durante años. Es lógico que los nuevos fichajes sufran con el cambio de modelo. Incluso los jóvenes que suben del filial. Pero los veteranos deberían entender lo que les pide el técnico. Desgraciadamente, no es así. Y eso provoca un desgaste físico y mental que está pasando factura. 

El equipo ha efectuado, en los últimos cinco meses, un esfuerzo mayúsculo para salir del pozo. Culminó su resurrección con la goleada en el Bernabéu. Aquel 0-4 al Madrid debía ser el punto de inflexión de un Barça campeón, pero ha acabado siendo el inicio de una ‘mini crisis’ futbolística que hay que superar. Los seis partidos que han seguido a la exhibición ante los blancos han generado dudas. Por los resultados (dos derrotas, un empate y tres victorias) y, sobre todo, por las sensaciones. Al menos, ante la Real Sociedad se comprobó la capacidad de sacrificio para asegurar un triunfo que era imprescindible. Es el primer paso para volver a jugar a lo que quiere Xavi.