Opinión

Manolo, el líder silencioso del Espanyol

Manolo González, en el banquillo del RCDE Stadium

Manolo González, en el banquillo del RCDE Stadium / Valentí Enrich

Reza el Espanyol a la santa estadística, esa disciplina matemática a la que se aferra para soñar con el regreso a Primera. En las seis ocasiones en las que el club blanquiazul se rompió los huesos en Segunda logró el ascenso a la élite a las primeras de cambio (1962, 1969, 1989, 1993 y 2020). Y luchará para no romper esa inmaculada racha ante el Real Oviedo, equipo que ha llegado a esta promoción como un cohete. De menos a más en la fase regular y con el pico de forma cuando se juegan las castañas. Adversario complicado los carbayones. 

El éxito silencioso, sin embargo, recae en Manolo González, un currela del fútbol que a sus 45 años ha encontrado la recompensa a sus horas de vuelo en categorías inferiores. La apuesta realizada por Fran Garagarza en el mes de marzo parecía arriesgada, más aún cuando el lucense tuvo que capear las críticas por la seguidilla de empates (cinco consecutivos) que le descabalgaron de las dos primeras posiciones. Pero él es un hombre tranquilo, pausado, como las montañas del Caurel gallego que le vieron nacer, y supo revertir los palos en zanahorias.

El Espanyol de Manolo ya estaba definido, mirando abajo, a la cantera. Alejó los fantasmas de Luis Miguel Ramis y 'engoriló' a una afición que le respalda a muerte por ser uno de los suyos. Los 30.605 aficionados que poblaron el Front Stage lo volvieron a demostrar.

El equipo perico confirmó ante su público lo exhibido en Gijón. El 0-1 de El Molinón no amansó a la fiera, que buscó en todo momento sentenciar la eliminatoria. Con ambición, con fútbol desinhibido y con esa pizca de suerte que todo equipo campeón maneja. El sello de Manolo González que tan bien conocen en la Dani Jarque. El 0-0 fue más que suficiente ante un Sporting que sólo espabiló con el cronómetro achuchando.

Ahora toca refrendar sobre el terreno de juego la superioridad que la estadística otorga al Espanyol. Que la sexta también sea la vencida y el 2024 registre un ascenso que enmascare el bochorno vivido por dos descensos prácticamente consecutivos. El domingo, en el Carlos Tartiere, el primer combate.