Un ejemplo del (mal) modelo de gobernanza del Barça

Joan Laporta en el palco del Estadi Olímpic Lluís Companys durante el partido contra el Granada

Joan Laporta en el palco del Estadi Olímpic Lluís Companys durante el partido contra el Granada / Javi Ferrándiz

Toni Frieros

Toni Frieros

Varios amigos, todos ellos socios barcelonistas, me preguntan a qué me refiero cuando pongo en tela de juicio el actual modelo de gobernanza del FC Barcelona, que les presente algún ejemplo. Les digo que el hecho de que su presidente y junta directiva, nada más aterrizar en el club en marzo de 2021, cambiara el código ético para beneficiar a unos pocos, ya fue toda una declaración de intenciones. No tengo la más mínima duda de que lo que Evarist Murtra bautizó como “nepotismo” se agudizó con la huida despavorida del CEO Ferran Reverter (¿qué vería para tomar aquella decisión tan sorprendente?).

El ejemplo más claro de lo que sostengo tiene un nombre: compliance officer. ¿Qué hace un compliance officer?. Debe asegurarse de que todos los procesos del club cumplan con la ley y garantizar que sus operaciones se ciñan a las normas internas. Para que lo entendamos mejor, es una figura muy parecida a la del interventor de un ayuntamiento. Ha de velar por que todos los concursos y contratos se ajusten a la legalidad. Un profesional independiente, respetado, ajeno al poder, un fiscalizador que no puede tener el más mínimo nexo con el alcalde o regidores. De ser así, sería inmediatamente relevado de su puesto, porque es quien debe actuar como primer cortafuegos a la hora de evitar chanchullos, triquiñuelas y corruptelas.

Con Ferran Reverter también se marchó el compliance officer del club, Xavier Mas, que había ostentado ese cargo en la multinacional Media Markt Iberia. ¿A quién puso en su lugar Laporta?: al abogado Sergi Atienza. ¿Saben lo que hizo Atienza días antes de hacerse oficial su nombramiento?: borrar todos los tuits de su cuenta de twitter, red social en la que era muy activo. Quienes le seguían pueden testificar que era muy contundente en sus opiniones políticas, defensor a ultranza de Laporta y crítico feroz de Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, así como a la hora de referirse a los rivales de Laporta en las últimas elecciones, Víctor Font y Toni Freixa.

"Hace unos meses que estoy trabajando en el despacho con Joan Laporta y ahora colaboro en la campaña electoral"

"Hace unos meses que estoy trabajando en el despacho con Joan Laporta y ahora colaboro en la campaña electoral" / SPORT

A pesar de su ímprobo esfuerzo por borrar todos esos tuits, han quedado registrados muchos de ellos. Y claro, no puede negar la evidencia. Hay uno, publicado el 22 de diciembre de 2020, que por sí solo ya justifica este artículo. Dice así: “¡Hola! Hace unos meses que estoy trabajando en el despacho con Joan Laporta y ahora colaboro en la campaña electoral. Si eres socio del FC Barcelona o conoces gente que lo sea y quieres dar tu firma para la candidatura de Joan Laporta, me lo dices y gestionaré su recogida”. Sin embargo, ninguno tan contundente como este: “Mi posición de apoyo y trabajo en favor de Laporta es pública y legítimamente parcialísima. Se llama libertad ideológica”.

Atienza, en uno de sus tuits

Atienza, en uno de sus tuits / SPORT

Es decir, el FC Barcelona tiene en el vital e importantísimo cargo de ‘compliance officer’ a un profesional (ojo, no juzgo sus aptitudes, este artículo no va de eso) que en cualquier otro proceso de selección jamás hubiera sido elegido por manifiesta incompatibilidad y contaminación. Como mínimo, ideológica. ¿Se imaginan ustedes al interventor de un ayuntamiento afirmar que está ‘parcialisísimamente’ a favor del alcalde? A esto me refiero, entre otras muchas cosas y casos, cuando sostengo que el modelo de gobernanza del FC Barcelona debería ser otro.