Estamos mal... pero otros también

Benzema, titular ante el Espanyol

Benzema, titular ante el Espanyol / AFP

Gerard López

Gerard López

Esta Liga empieza a estar loca y, como ya ocurrió la temporada pasada, la sensación es que la va a ganar el ‘menos malo’. Después de ocho jornadas, todos los grandes se están dejando puntos por el camino. El pasado fin de semana, en una jornada atípica, perdieron Barça, Madrid y Sevilla. El gran beneficiado fue el Atlético. Ganó a un rival directo y pudo gestionar esfuerzos en la segunda parte. Viene a colación porque, sin excusar los problemas del Barça, que los hay, y muchos, da que pensar lo que se esconde desde Madrid. No fue hasta ayer que aparecieron las primeras críticas a Carlo Ancelotti y al equipo, y que salió la palabra crisis. Solo faltaría que no fuera así. Si la semana del Barça fue complicada, la del Madrid no fue para menos. Recordemos: empate con sabor a derrota ante el Villarreal, KO humillante frente a un desconocido en la Champions y derrota sin paliativos y más que merecida ante un Espanyol que les dio un baño de realidad.

En Madrid no se cansan de hablar de Coutinho, de Dembélé, de los cracks que el Barça ha fichado a precio millonario y no han acabado de explotar, mientras se tapan operaciones ruinosas como las de Bale, Hazard o Jovic y sacan pecho con que hay cuarenta jugadores formados en La Fábrica triunfando en el fútbol europeo, pero no dicen cuántos canteranos juegan actualmente en el equipo o cuántos se auguran para un futuro inmediato y de cara a la reconstrucción de una plantilla ya relativamente veterana. Por contra, el Barça está inmerso en una travesía en el desierto, pero con la impresión de que el cambio de ciclo está en plena ebullición con Araujo, Eric, Balde, Riqui, Gavi, Nico y Ansu Fati. El Barça ha optado por asumir que quizás ha tocado fondo y que una de las soluciones está en construir el futuro. 

No obstante, todo esto no esconde que la situación que atraviesa el club blaugrana es surrealista. Los cambios de opinión en cuanto a la figura del entrenador sorprenden y hacen pensar que el proyecto del que hablaba el presidente en campaña electoral todavía no está encima de la mesa. La personalidad de Laporta, la ilusión transmitida en frases ya célebres se tiene que reflejar en una estructura y una planificación. La paciencia de la afición ya está al limite y, deportivamente, el equipo tiene plantilla para dar más de sí. Sigue estando muy bien pagada por mucho ahorro de masa salarial que ya se haya ejecutado. Si los resultados no llegan, veremos qué pasa con la figura de Ronald Koeman, ratificado antes de una nueva derrota en el Wanda, cuando el presidente dijo que “perder traerá consecuencias” y a ‘cuatro días’ del clásico y de jugársela en Europa. Esto sí son palabras mayores.