Los que llevan el ‘12’

Xavi Hernández en el Giuseppe Meazza

Xavi Hernández en el Giuseppe Meazza / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Xavi debe estar mirando ahora de reojo las botas recién lustradas de alguno de sus jugadores. Estoy segura que en algún momento se le ha pasado por la cabeza calzarse las suyas y saltar al campo. Por fortuna, la ‘rauxa’ no gana al ‘seny’ y el técnico del Barça bajará a la arena del banquillo y, desde allí, intentará cargar de fútbol y de orgullo a sus jugadores.

Él, que sabe perfectamente lo que es el sentimiento de pertenencia y las noches mágicas (o jodidas, discúlpenme), hizo un llamamiento a la afición para que no falle y convierta el Camp Nou en una caldera. Él, que tiene las espinilleras peladas (ya lo escribo fino para que no tengan que disculparme de nuevo) de momentos complicados se puso en la piel de todos. Él, que como ‘míster’ es bastante nuevo en la materia, ha tenido -y querido- hacer un curso acelerado de técnico de club de primer nivel jugándose la vida con una muy buena base: haber vivido la misma situación desde el otro lado del muro.

“Me encantaría jugar este partido y no ser el entrenador”. Éste es el mensaje. Éste es el hilo argumental al que agarrarse desde la grada y con el que coser un tapiz emocional que empuje a los jugadores hacia el área rival. Éste es el corazón que acompaña a la cabeza. Que, si toca, la descoloca. Y hoy toca. Éste es ese brazo que, junto al otro, gesticula en la banda con pasión y desesperación y que debe alargarse, cual mamá de ‘Los Increíbles’, para empujar, darle un golpe en la espalda o una colleja al que corresponda. Éste es el que hoy lleva el ‘12’ a la espalda. Como los más de 90.000 que estaremos arriba.

En tiempo de castañas, los que las tienen que sacar del fuego son los que se calzan las botas y el que les dice como bailar con ellas. Es inadecuado señalar, en tiempo y forma, a los que van a poner la cara y el prestigio (también) en el césped. Y Xavi lo sabe. Evitará meterse en jardines porque bastante trabajo tiene, pero es el primero que hubiera preferido que Laporta no hubiera puesto a alguno de sus jugadores a los pies de los caballos.

A él le van a contar lo que es un vestuario de élite, vive Dios. El ‘12’, en situaciones como la de hoy, se lo debe imprimir todo el mundo en la camiseta y en el traje. Lo que cobran. Lo que te cuesta. Los años que tienen. Los que les quedan. Lo que heredaste. Lo que avalaste. Eso ya lo saben los socios, las socias (los que pagan) y, por extensión, los que con su orgullo y sentimiento de pertenencia (los que apoyan, animan y multiplican), se calzarán esta noche las botas de Xavi y extenderán los brazos para ayudar a un Barça en construcción a no caer en las fauces de la Europa League.