¿Hasta dónde puede llegar Jabari Parker? la gran historia del Barça (contra todo pronóstico)

Parker ha aceptado con humildad un papel secundario, pero ha empezado 2024 recordando que es un jugador para decidir partidos

Un sonriente Parker es felicitado por sus compañeros tras lograr el triple de la victoria en Tenerife

Un sonriente Parker es felicitado por sus compañeros tras lograr el triple de la victoria en Tenerife / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Un miembro del Hall of fame de la NBA se preguntaba el pasado verano qué había sido de Jabari Parker en un conocido podcast estadounidense. El comentario tenía la crueldad con la que se despachan los juguetes rotos. Pero solo unos meses después Parker está siendo la gran historia del Barça esta temporada. Verlo volar por encima del aro en 2024 es tan emocionante cómo escucharlo cuando le preguntan qué habría sido de su carrera sin las lesiones. “Cuando te diriges a mí, te diriges a un niño de gueto del sud de Chicago. Ni siquiera tendría que estar aquí ahora mismo".

Las expectativas con exestrellas NBA que llegan a Europa acostumbran a ser tramposas. Por una parte, siempre habrá un rincón de tu cabeza dispuesto a fantasear con la mejor versión del jugador. Por otra, se impone un pesimismo preventivo: no puede ser casualidad que la mejor liga del mundo le dé la espalda. 

Parker llegó, además, en unas circunstancias muy especiales: un historial de lesiones complejo (dos lesiones de ligamentos cruzados en la misma rodilla) y un último año alejado de las pistas del que se conocen muy pocos detalles. Lo más significativo lo explicó él: pasó por un periodo de introspección donde recurrió a la espiritualidad y a una dieta vegana para tener el cuerpo y la cabeza a punto para competir.

El Barça fichaba a un exnúmero dos del draft, sin experiencia en Europa y alergia a defender, que era una incógnita absoluta como relevo de Mirotic. 

Sus inicios confirmaron que había que tener paciencia con él, pero también rompieron con el estigma de exestrella incapaz de adaptarse a un rol más secundario. Parker aceptó con humildad salir desde el banquillo y pasar la mayor parte del tiempo en la esquina esperando su oportunidad para tirar.

Acostumbrado a ser la gran referencia del equipo, en el Barça ha ido creciendo en la sombra. Sin disfrutar de muchas jugadas para él, y viendo como el balón pasa más tiempo por las manos de algunos de sus compañeros. Pero algo ha cambiado en 2024: Parker ya sale en el quinteto y cada vez está asumiendo más peso en la anotación. En el último duelo ACB no solo protagonizó uno de los vuelos de la temporada, también decidió el partido en los últimos instantes con una acción de pura clase.

El tiro dio la victoria al Barça pero Parker apenas se inmutó. Brizuela no daba crédito. “Es una buenísima persona, un supertrabajador y de los jugadores americanos que he conocido que ponen más de su parte para adaptarse. Es un pedazo de jugador y lo mejor que tiene es que hace ese canastón y le da igual”.

Acostumbrado a las adversidades más graves de la vida (su mejor amigo murió cuando él tenía 18 años), Parker parece relativizar el relato de extremos que impera en el deporte. Desde hace tiempo ni siquiera tiene redes sociales y responde con hartazgo cuando le recuerdan lo que podía haber sido su carrera.

Cuando la gente dice, ay, si no te hubiera pasado esto, yo sigo sientiéndome agradecido. Ningún jugador sobrevive a una lesión de cruzados y yo tuve dos. ¿Sabes por lo que he pasado y he aprendido? Ni siquiera me tocaba salir del barrio ni ir a la universidad si no hubiera sido por el baloncesto”.