El Liverpool, la triste esperanza del culé

Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool, durante una rueda de prensa

Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool, durante una rueda de prensa / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El mundo entero está pendiente esta noche de la final de la Champions. Es el mayor espectáculo deportivo que existe. Con una audiencia televisiva estimada superior a los 400 millones de espectadores. Y el Barça, un año más, estará ausente de este gran aparador futbolístico internacional. Hay que remontarse al 2015 para encontrar una presencia blaugrana en la lucha por el título continental. Fue el Barça de Luis Enrique y el tridente Messi-Luis Suárez-Neymar, que conquistó la quinta Copa de Europa del club blaugrana superando a la Juventus (3-1).

A partir de entonces, una larga travesía en el desierto salpicada de decepciones, fracasos y humillaciones. Esta temporada, incluso, de forma doble: eliminación en la fase de grupos de la Champions y eliminación en los cuartos de final de la Europa League. Han sido siete años en los que la imagen del Barça se ha ido deteriorando hasta acabar en la triple crisis deportiva, económica e institucional en la que está inmerso en estos momentos. Hay muchos culpables de esta debacle histórica. Empezando por un presidente Bartomeu que no supo gestionar la obligada renovación del vestuario.

De hecho, hay una serie de futbolistas que llevan ya demasiado tiempo saliendo en la foto de la derrota. Del equipo que ganó la última Champions todavía quedan en la plantilla cinco jugadores: Ter Stegen, Dani Alves (que ha hecho el viaje de ida y vuelta), Piqué, Jordi Alba y Busquets. Hoy, estos veteranos verán la final entre el Liverpool y el Madrid desde el sofá de su casa, sentados sobre contratos desproporcionados (excepto Alves). Mientras los culés de todo el planeta sentirán tanta añoranza como envidia. 

El consuelo que le queda esta noche al barcelonismo es, indefectiblemente, soñar con una derrota de un Madrid que está en la final después de conseguir tres milagrosas remontadas consecutivas ante el PSG, el Chelsea y el Manchester City. El Liverpool es el aliado de las esperanzas culés. Triste alivio agarrarse al KO del eterno rival para compensar las desgracias propias. Pero no hay otra alternativa si se quiere evitar caer en la depresión futbolística.

El Madrid, en estos siete años de autodestrucción blaugrana, ha sido capaz de ganar tres Champions seguidas y hoy va a por una cuarta que le permitiría ampliar su palmarés europeo a 14 trofeos. Que no ganen en París sería el mejor título del Barça en esta triste temporada. Solo al nivel del ‘no fichaje’ de Mbappé...