Una lección de fútbol moderno

El Bayern de Múnich ofreció una auténtica lección de fútbol moderno, en el que la intensidad tiene que estar asegurada en cualquier equipo que quiera aspirar a títulos. 

No solo hay que jugar, sino también morder y disputar a muerte cada balón al rival. Mané, Chopo, Kimmich... todos los jugadores del Bayern, y no solo los defensas, fueron con todo. En el fútbol actual, la intensidad es innegociable. 

Faltó también la vigilancia defensiva para anticiparse y no dejar recibir a los puntas cuando bajaban, lo cual permitía jugar de cara e incluso disponer de igualdad o superioridad numérica en las transiciones, como sucedió en los goles, sobre todo en el 0-2.

El Barça intentó presionar arriba, pero fue incapaz de robar balones y apenas creó nada de peligro. Ulreich apenas tuvo que intervenir en todo el partido.

No logró reaccionar el Barça en la segunda parte: de lo poco positivo que dejó el partido fue el crecimiento de Alejandro Balde en defensa. El canterano se afianza cada día más en la línea defensiva.

El partido evidenció, por lo demás, una gran diferencia entre los dos equipos a la hora de generar peligro en la zona de tres cuartos de campo. El Bayern llegó con claridad y muchos efectivos, mientras que el Barça llegó forzado y con pocos atacantes a la hora de finalizar las jugadas. 

En ocasiones, la realidad es muy dura: el Barça demostró que está muy lejos del nivel del Barça. 

Noche dura para el Barça, que ya empezó su partido sabiendo que estaba eliminado de la Champions, y la empeoró con un resultado muy malo ante un equipo que hoy por hoy, le supera en todas las líneas posibles.