Opinión

Laporta y Deco, tal para cual

Deco lidera el proyecto deportivo de Laporta

Deco lidera el proyecto deportivo de Laporta / FCB

Más de uno, yo entre ellos, no veía nada claro el ‘matrimonio’ entre Joan Laporta y Deco al frente de las grandes decisiones del área deportiva del FC Barcelona. Un presidente con tics autoritarios y convencido de sus amplios conocimientos en el mundo del fútbol no era fácil que encajara con un director deportivo novel, de carácter acentuado y con ganas de implantar sello propio en su primera aventura en la gestión de una área deportiva. Precedentes como la figura de Mateu Alemany, que apenas si resistió un par de temporadas la presión del club y su presidente, avalaban la tesis pesimista.

Craso error. Tras el primer año formal -con anterioridad el tándem ya funcionaba de forma más o menos anónima-, la relación sigue fluida. Laporta y Deco se distribuyen los papeles a la perfección, se complementan en las operaciones de entrada y rezan a los mismos dioses para que la operación salida arranque de una vez por todas.

Vayamos a ejemplos prácticos que afecten a la campaña 2024-25. Deco arroja la toalla en la elección de técnico propio, Laporta recoge el testigo con Hansi Flick y el luso regresa de la entrevista cara a cara feliz y encantado con la figura del técnico germano.

Sigamos con el espinoso apartado de los grandes refuerzos. Dos posiciones marcan el tablero de pretemporada: Deco asume la pelea por Nico Williams como prioritaria para la banda izquierda mientras que Laporta hace valer su feeling personal con Jokin Aperribay para gestionar el fichaje de Merino para el centro del campo. Todo en su sitio.

El entorno también coincide en que los problemas, lejos de generar tensiones internas, han estrechado aún más los lazos entre el presidente y el director deportivo. Laporta no recrimina ni en público ni en privado la falta de concreción en el capítulo de incorporaciones y, en especial, la falta de agilidad en el apartado de las salidas. A su vez, de Deco no ha salido un solo reproche aludiendo a la cuestionable gestión de todo lo acontecido con el final de Xavi, por ejemplo, y los cambios de criterio presidenciales. Fidelidad admirable. 

Ahora lo más importante es trasladar esta encomiable relación a un escenario en el que el Barça sea el gran beneficiado. La división de las labores siempre es bienvenida si al final se complementan en favor de un bien común. Flick ya está al frente del proyecto deportivo sobre el terreno de juego, pero le siguen faltando mimbres en su equipo ideal. Y, lo más importante, le siguen sobrando efectivos en una plantilla plagada de futbolistas con solo pasado. No son presente ni futuro.