Y, ahora, Koeman quiere mandar

Ronald Koeman, durante el partido contra la Real Sociedad

Ronald Koeman, durante el partido contra la Real Sociedad / EFE

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

No digo que las últimas semanas vividas en el Barça vayan a cambiar el rumbo de la historia del ‘més que un club’, pero todos coincidiremos que la situación, tanto a nivel de club como a nivel deportivo, ha dado un vuelco tremendo.

Cierto, la situación económica y las dificultades para reanimar los números de la caja, absolutamente desértica, tal y como ha reconocido en su salida Carles Tusquets (por cierto, con una despedida impecable, muy alejada de los sustos que, dicen, proporcionó en algunos momentos a los ejecutivos y empleados del club en sus primeros meses de actuación), siguen siendo alarmantes, casi tanto como la aparición, descubierta por ‘La Vanguardia’, de ese ‘amigo invisible’, casi navideño, de Joan Laporta, que le ayudó con 10 millones de euros, sobre el que han aparecido multitud de rumores. Pero sí, el tacto, la inteligencia, la actitud, el silencio, sí, sí, el silencio, la cautela, con la que Joan Laporta está actuando en sus primeras semanas de mandato son impecables, aunque aún queda por ver cómo va presentando y completando su equipo de gobierno, su núcleo ejecutivo y, también claro, el área deportiva, que, de momento, se antoja un pequeño galimatías, pero que, sin duda, quedará completada, cerrada, en muy pocos días. Digo, porque ese núcleo es parte del tuétano, no ya del club, no ya del fútbol, sino, sobre todo, del futuro y de la reacción y revolución que debe producirse tanto en los despachos como sobre el césped.

La decisión, que Laporta jamás puso en duda en campaña, lo que le honra, y mucho, de que Ronald Koeman cumplirá su contrato, es decir, el de este año y el que viene, es fundamental para seguir en la idea: Messi se queda (perdón, hay que intentar que se quede), los veteranos aún pueden dar más de sí (y eso que Busquets, Alba, Sergi Roberto y Piqué tienen contratos estratosféricos, impensables en plena pandemia), hay que darle una vuelta a los tres fichados por más de 100 millones de euros (Dembélé debe renovar; Coutinho debe salir y Griezmann, si se queda Messi, es perfectamente prescindible, digo), hay que mantener al alza a Ter Stegen, De Jong, Araujo y Dest, y hay que jugársela con La Masia. Perdón, hay que seguir jugándosela con La Masia, pidiendo paciencia, cariño, mimo, fe y devoción por el modelo, ahora que seguimos recordando y conmemorando la llegada del ‘Profeta del gol’, que también se hubiese relamido de tener a Pedri, Ansu Fati, Riqui Puig, Ilaix y Mingueza.

Responsables del fútbol base como Jordi Roura y Aureli Altimira, que, lamentablemente, se ven más fuera que dentro, han preparado una lista, junto a Ramón Planes, con jóvenes de enorme proyección, alguno de ellos brillantes campeones con sus selecciones, que podrían reforzar la idea tradicional de un nuevo Barça, con un 50% de La Masia, que, dicen, sería el sueño de cualquier culé. Jóvenes canteranos que aún precisan, lógicamente, de cierta madurez o en el B o entrando poco a poco en el equipo del Camp Nou, pero que permitirían, si el nuevo presidente se atreve, a prescindir de más de una ‘vaca sagrada’ y jugársela con estos chavales.

Hay, por ejemplo, dos porteros, como Iñaki Peña y Arnau Tenas, preparados para proteger las espaldas de Ter Stegen. Sí es verdad que la cantera actual carece de un lateral derecho con proyección, pero tiene un central exquisito en la persona de Arnau Comas y un lateral izquierdo portentoso como Alejandro Balde. Como pivote “providencial, extraordinario”, dicen los que saben, está Jandro Orellana, al que deberían renovar cuanto antes, pues queda libre y es todo un subcampeón del mundo Sub-17 y campeón de Europa.

Hay otros centrocampistas buenísimos en cartera, como Nico González, de 18 años, “jugadorazo”, hijo del mítico y exquisito Fran, del Deportivo de A Coruña; el no menos eficaz Álex Collado, “cien veces mejor que Trincao” y en la misma necesidad de “renovación ¡ya!” que se encuentra Orellana; y Lucas de Vega, además del extremo Konrad de la Fuente, que ya ha sido probado por Ronald Koeman y protegido por el ‘míster’ holandés, como sucede con Ilaix. Y la lista podría redondearla, sin problemas, tres juveniles de enorme proyección como el media punta o delantero centro Ángel Alarcón, el interior Pablo Páez ‘Gavi’, del que todo el mundo habla maravillas, y el extremo Ilias Akhomach. Todo ello sin olvidar que el Barça podría recuperar a Monchu, cedido ahora al Girona, y la llegada, más que cantada, del central del City, Eric Garcia.

Hay mucho trabajo, sobre todo para los profesionales. Punto uno, el problema es que el presidente sabe y le gusta el fútbol. Punto dos, al vicepresidente primero le han dicho que lo es de la parte futbolística. Miau. Quiero decir, también querrá decir la suya, sobre todo, dicen, habiendo aprendido del año que pasó en Tercera con Pep Guardiola. Alguno de los pocos millonarios directivos avaladores querrá meter baza “porque por eso he avalado”. Miau. Sigue Ramón Planes. Ha llegado, aunque no ha sido anunciado, Mateu Alemany, otro gurú del tema. Está por llegar ¿no?, dicen, Jordi Cruyff. ¡Uf! Ferran Reverter, el nuevo CEO del que todo el mundo habla maravillas, es el ‘señor de los dineros’ y algo deberá decir a la hora de hacer todas esas operaciones y ahora sabemos que Koeman quiere ser un entrenador intervencionista. Miau, pues, cuando lo despidan, ¿qué haremos con los que él recomiende ahora?