Joao es feliz con otros

Joao Félix, celebrando

Joao Félix, celebrando / Valentí Enrich

Juan Cruz

Juan Cruz

La gran noticia no es que Joao Félix haya sido héroe de la noche en la que el Barça cambió las dudas por la gloria de jugar bien. La noticia, que ojalá que sea un grito feliz o cotidiano en el futuro, es que el portugués al que no quería el Cholo tuvo compañeros memorables a lo largo del campo que él surcaba con insólita alegría. 

No estuvo solo, ni dejó solo a nadie; esa es una novedad en el caso del portugués, pero es sobre una consecuencia de algo que debe pasar en los entrenamientos. Lo que quiero decir es que el mérito de esta exhibición de anoche sale directamente del alma del entrenador.

Es otro Barça el de anoche, aunque sus mimbres se parezcan hay en su armazón una enorme confianza, un espíritu de competición que tiene como objeto dos antiguas creencias azulgrana: no se puede ganar sin jugar bien, y si se gana jugando mal es muy posible que la suerte termine abofeteando en la cara y en la historia.

Estuvieron por encima de las señales del pasado, por nombrar sólo a los goleadores, Lewandovski, el propio Felix, Raphinha, Ferrán y Cancelo. Esa enumeración no es tan solo una estadística, sino la sugerencia de un campo bien dividido por buenos profesionales que estuvieron donde podían ser más felices. Hubo, por esa conjunción, una dosis de alegría que parece un preludio de otra música, la de la Champions. Ojalá que esta flor no se acaba en la noche en que Félix recuperó la sonrisa.

Ferrán venía de un campo minado de dudas, y de desviaciones del humor, hasta presentarse muchas veces como la víctima de su propia dimisión del acierto en ataque. Raphinha vivía los distintos síndromes que convocan la rebelión del ego, y en seguida que mojó en la portería contraria sintió que se refrescaba su futuro ahí delante, así que lo vimos reír como si viniera de una boda con la suerte.

El postre de esta cena sin tacha que tuvo el Barça hasta el empacho fue el gol de Cancelo. El equipo agarró con fuerza el reto de la época, que incluye el partido del martes, donde Xavi busca reivindicar su pasado haciendo que el equipo que él entrena ahora deje de ser la antigua cenicienta de la Champions.