Saber irse

Sergio Busquets, durante un entrenamiento del Barça

Sergio Busquets, durante un entrenamiento del Barça / Valentí Enrich

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

Busquets acierta marchándose ahora del Barcelona. Lo hará como campeón de liga, la 27 en el palmarés azulgrana y con un listado de títulos que dimensionan su categoría futbolística. Se va el último mohicano.

Las últimas reminiscencias de aquel legendario equipo campeón y que nos emocionó durante años con un fútbol tan espectacular y brillante como efectivo. El mayor grupo salvaje que haya aunado el Barcelona jamás. Y Busquets fue pieza fundamental en ese mediocampo que nos maravilló junto a Xavi e Iniesta. No olviden nunca su contribución a la historia azulgrana tras 15 temporadas. Siempre hay que tener memoria para ser justos.

Pero tampoco es buena la nostalgia. Todo en su justa medida. Hay que vivir el día a día y ese día a día de un club en proceso de regeneración como está inmerso el Barcelona, ya no pasa por Busquets y él y su actual entrenador y amigo, son los primeros que lo saben.

Seguro que el capitán, conociéndole como es, de frío y calculador, habrá meditado muchísimo su decisión y los tiempos, hasta para anunciarlo y no distorsionar el final de la temporada.

Quería hacerlo con el título de campeón bajo el brazo, pero eso ya es cuestión de horas o días.

Y ahora se va. Y sobre todo deja un hueco en el sistema muy difícil de rellenar. No en vano todos los entrenadores le dieron galones de mando y peso en el juego. Desde Guardiola, cuando le hizo debutar desde la entonces tercera división, a su ex compañero Xavi, pasando por técnicos tan dispares con Luis Enrique, Tata Martino o Valverde. Todos. Algo tendrá el agua cuando la bendicen…recuerda el refrán.

Valoraremos más lo que pierde el Barcelona cuando ya no esté a partir de la temporada que viene.

Busquets tiene 34 años y aunque ha sido en muchos años el mejor mediocentro del mundo, desde luego para el estilo de juego del Barcelona, los años no pasan en balde, los partidos cada vez se le ponían ya más cuesta arriba y a veces le costaba ya gobernar con esa autoridad y suficiencia como lo hacía unos años atrás.

Busquets no ha sido el perfil del futbolista mediático. Todo lo contrario. Apenas se asoma por las redes. Pocas veces se le escuchó una declaración más alta que la otra. Era un futbolista las 24 horas del día con todo lo que ello implica.

A Busquets hay que despedirle como se merece, por la puerta grande. El paso del tiempo le colocará en el Olimpo de los grandes campeones del club. Honremos a los que pusieron al Barcelona en el firmamento mundial del fútbol. Cuando el Barcelona era el espejo en el que todos se miraban y la envida de todos los grandes de Europa. Olvidemos las afrentas europeas sufridas y las humillaciones finales y nos debemos quedar con una trayectoria espectacular y honrada.

Es el momento de irse y él lo sabe, no quiere que nadie le recuerde arrastrándose por un césped que engrandeció como pocos.

Sergio gracias por todo y que te vaya bonito.