De la indiferencia al abismo hay un paso

El Barça Lassa no ha encadenado dos victorias consecutivas en 2017

El Barça Lassa no ha encadenado dos victorias consecutivas en 2017 / VALENTI ENRICH

Sergio Vera

Sergio Vera

No hay nada peor en el deporte que la indiferencia, la apatía y el conformismo. Me cuesta pensar que las derrotas no duelen. Ni que sea un poquito. Pero normalizarla como fruto de la desgracia o la mala suerte no lleva a ninguna parte. Y el Barça Lassa parece llegar a un punto donde todo comienza y acaba en el mismo lugar. Otro día en la oficina. Incluso para un Palau que parece asumir con resignación la cruda realidad a la espera de tiempos mejores. 

Contra el Retabet Bilbao hubo una nueva dosis de las mismas caras, los mismos gestos, la misma historia. En ocasiones se dice más con el lenguaje corporal que con la propia palabra y la ansiedad y la desesperación aparece ya con demasiada frecuencia en un equipo que no encuentra su alma. Un conjunto tremendamente vulnerable en lo mental, tratando de sobrevivir a una plaga de lesiones que tampoco debe servir como excusa sempiterna para justificar tantos muchos otros males en la pista y en el banquillo donde la responsabilidad en el rendimiento recae en técnicos y jugadores.

Aunque en una dimensión superior también se puede y debe poner la mirada en los despachos y en el palco desde donde se gestó un modelo todavía invisible y una planificación tardía que con el paso del tiempo ha destapado sus carencias a la que el plan inicial se vio alterado por cualquiera de los numerosos infortunios que han golpeado al equipo desde que empezara la competición. 

¿Resultado? Mes de febrero y referentes visiblemente exhaustos y otros totalmente desaparecidos en combate. Sin identidad ni conexión con la grada en el año I del denominado 'nuevo modelo' y en lo que fue anunciado a bombo y platillo como la prioridad número uno de esta nueva etapa.

En ocasiones con solo luchar puede ser suficiente y ya van muchos partidos en los que el mensaje apunta a "nos faltó intesidad" o "hoy no luchamos lo suficiente". Y ahí, si se me permite, las lesiones ni entran ni salen. No solo con corazón se gana pero sin él seguro que se pierde. Un bucle sin fin de derrotas cortadas por un mismo patrón.