De la ilusión al ilusionismo

El mensaje de Laporta de Nochevieja que no puedes perderte

El mensaje de Laporta de Nochevieja que no puedes perderte / Google

Carme Barceló

Carme Barceló

Me dan las ocho de la tarde escribiendo este artículo y ni Alves ni Ferran Torres están inscritos en LaLiga. Tampoco tendremos hasta la madrugada o ya con el desayuno la lista de convocados para jugar hoy la eliminatoria de Copa ante el Linares, el único título que disputa el Barça como vigente campeón.

Leo sin sorpresa y me deja con mal café en la web de este diario que las risas de Dembélé y sus agentes se escuchan hasta su Vernon natal tras escuchar el ultimátum de Mateu Alemany. Tampoco a Luuk De Jong le gusta la opción de irse a Cádiz y los representantes de Coutinho parece que barajan distintas opciones en la Premier que, en el momento que está página entre en la rotativa, siguen bailando en el limbo del mercado de invierno como ya pasó en el de verano.

De Umtiti no sabemos, no esperamos y no escribimos. Dios proveerá. Lo que sí tengo claro es que tanto Alemany como Xavi han bajado el tono y han optado por no levantar mucho la voz sobre las expectativas del presidente. El presente es hoy, se juega en Linares y, entre las lesiones, las bajas por Covid y el papeleo, ni el técnico ni el director deportivo están por la labor de reirle las gracias a Mino Raiola.

Joan Laporta ganó las elecciones por varios motivos pero, sin duda, la ilusión los envolvió a todos ellos. Lícito y necesario en su momento, sí, pero peligroso. La afición necesita una o varias inyecciones de positividad pero que los nombres de Haaland y su agente sean ‘trending topic’ a lo largo de todo el día me preocupa. Mucho.

En este momento, solo una varita mágica, la calculadora de Alicia en su país de las maravillas y un deseo irrefrenable y altamente generoso del delantero noruego podrían acercarlo al Barça. Esta tarde, en Linares, lo único que vale es ganar. La ilusión debe pasar antes por aquí.

La realidad, por una plantilla mermada que se agarra al oficio de los veteranos y a todos esos jugadores jóvenes que, con muy buen criterio en los despachos, renuevan sus contratos, multiplican la calidad y distribuyen alegría. Ojalá que el ilusionismo pare las máquinas y me obligue a reescribir este artículo. El punto y seguido, por ahora, lo va a poner el ‘seny’.