Una ilusión efímera y otro bochorno final

El Barça se descompuso en Balaídos

El Barça se descompuso en Balaídos / EFE

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Difícil explicar lo visto ayer en Balaídos. Un partido con dos fases muy diferenciadas, como si realmente hubieran jugado dos Barça opuestos en cada mitad.

Empecemos por elogiar la efectividad de un equipo que en el primer tiempo disparó cuatro veces a puerta y anotó tres goles. Un bloque que exhibió una salida de balón impecable, apoyado en grandes combinaciones, luciendo un Nico espectacular, bien arropado en todo momento por un Gavi muy sacrificado en el extremo e incluso ayudando en el lateral.

Efectividad y solidaridad donde también resaltaron Ansu, Memphis y, en especial, una versión muy mejorada de Frenkie de Jong. Sin duda, el mejor Barça de las últimas semanas resolviendo por la vía rápida frente a un Celta que se vio arrollado de principio a fin. Nada hacía prever lo que estaba por llegar.

Cambios y... caos

La pérdida del balón fue el principio del fin. A los de Barjuan no les quedó más remedio que replegarse y ya se sabe que el Barça lo pasa francamente mal cuando retrasa líneas y se encierra alrededor de Ter Stegen

El tema físico pasó factura y las lesiones musculares son el fiel reflejo. De hecho, basta con analizar el once final que mostró el Barça sobre el césped de Balaídos para entender el descalabro del equipo en la segunda mitad.

Lo más importante en estos momentos es confiar en la capacidad de Xavi para recomponer a un equipo con serios problemas físicos, con importantes desajustes tácticos y con una mentalidad demasiado frágil para hacer frente a los momentos tan complicados por los que atraviesa una plantilla.