¿De verdad no hay nada que reprochar?

Bayern Munich vs FC Barcelona

Bayern Munich vs FC Barcelona

Ernest Folch

Ernest Folch

En Múnich cambió algo importante pero no lo esencial. Es decir, el Barça por fin dio la cara en un partido importante contra un rival de entidad pero fue incapaz de reflejarlo en el marcador. Algunas crónicas se han dejado llevar por una inquietante benevolencia, como si el equipo de Xavi solo hubiese sido víctima de la mala suerte.

El club lleva muchos años autoengañándose tras cada derrota importante, estaría bien que, ahora que ya se han empezado a corregir muchos vicios, también nos saquemos este de encima.

Después del partido, la web del club titulaba: "Nada que reprochar". ¿De verdad? Porque efectivamente el Barça que perdió 2 a 0 en el Allianz mejora con mucho el Barça que, por ejemplo, perdió 2 a 8 en Lisboa: es sin duda más agresivo, más competitivo e incluso más alegre. Pero también demostró que la revolución de Xavi necesita mucho más tiempo de cocción: el equipo sigue sin encontrar la pausa adecuada en el medio campo, y aunque es mucho más vertical, sufre inevitablemente cuando Lewandowski, que también es humano, no transforma sus ocasiones.

Pero por encima de todo quedó claro que después de las debacles en Paris, Roma, Liverpool y Lisboa de la última década, seguidas de la decepción de la temporada pasada, el Barça sigue desubicado en la Champions League, una competición que todavía no ha entendido. Porque la máxima competición europea obliga a tener dos características imprescindibles: efectividad y concentración.

El Barça fue en este sentido igual que el de los últimos años: poco contundente arriba y desconcentrado en momentos clave. Bastó una desconexión de cinco minutos para tirar por la borda el buen trabajo de los primeros 45 minutos, y quedó claro que, a diferencia de la Liga, no es una competición que premie necesariamente el buen juego ni el dominio continuado.

El Barça de Xavi debería leer muy bien la derrota de Múnich y dejarse de justificaciones autocomplacientes: la lección del 2-0 no puede ser solamente la mala suerte, sino que hay que entender por qué un equipo seguramente inferior como el Bayern fue capaz de hacerle tanto daño en tan pocos minutos.

En la Champions no sirve de nada merecer la victoria, y si no que se lo pregunten al Real Madrid: lo que sirve es ser efectivo y ser agresivo, dos atributos normalmente poco trabajados en el club blaugrana. Entender esto es entender la Champions, y entender la Champions es el primer paso para ganarla. A la esquina esperan dos partidos cruciales contra el Inter. Será el momento para ver si se ha aprendido la lección.