No hay plata

Decepción de los jugadores del Barça y alegría de los de Girona

Decepción de los jugadores del Barça y alegría de los de Girona / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Todavía duele. Y mucho. Recojo lo escuchado en un vagón de tren en un viaje de Barcelona a Madrid, en un bar de barrio (el mío) y en mi propia casa. Perder ante el Girona es una herida que sigue supurando aunque ya sabemos que la memoria en el fútbol es corta. Nula, diría yo. A veces se agradece, dicho sea de paso, para que el mal trago pase pronto. Sea como fuere, la fotografía del partido demostró varias cosas. Una, que vimos dos maneras distintas de trabajar un mismo concepto futbolístico.

Otra, que las responsabilidades no hay que centrarlas en el banquillo porque arriba (despachos y palco) y abajo (jugadores) tampoco es para que todos ellos se vayan de rositas. Y una tercera, que lo más fácil es señalar al entrenador cuando éste, con sus carencias y sus errores, vive bastante de lo que hereda, de lo que que le dan y de lo que no le dan. Este club sobrevive al presente a golpe de efecto. Que no les embauquen.

Mientras se digiere el 2-4 (“siempre mejor con uno de los nuestros”, se consolaba el sanedrín del barrio con condescendencia casi familiar), el equipo se enfrenta hoy a un nuevo compromiso de Champions League. Todo parecía transcurrir con la normalidad del que sabe que ha salvado este mobiliario y sigue vivo en la competición cuando, de bote pronto, cambia la lista de convocados. Al loro. Al final se subieron al avión Lewandowski, Araújo y Gundogan. Todo apunta a que, desde la cúpula blaugrana, han decidido que quieren asegurar el triunfo y la caja. Pero, sobre todo, que tras la última derrota en casa, aquí no hace fiesta ni el tato y los quieren a todos enchufados y en perfecto estado de revista. Lo más probable es que ninguno de los tres sea titular pero, si la cosa se pone fea, que estén ahí para sacar las castañas del fuego y justificar el sueldo. Que para eso se les paga. Y generosamente.

“No hay plata”. Este fue el titular con el que el nuevo presidente de Argentina resumió su plan de ‘shock’ económico para el país. A partir de aquí, medidas que Dios me librará de analizar y valorar en este artículo, una frase que me traslada a un día a día azulgrana que marca absolutamente cada cosa que pasa. Ganar hoy supone un ingreso de 2,8 millones de euros en las arcas del Barça. Si se venden diamantes aquí, que no se va a intentar cobrar allí. Y si a ello sumamos lo visto y sufrido ante el equipo de Míchel, la línea argumental de la presidencia es que cada día puede restar y por ello hay que apretar todas las tuercas para multiplicar. Las primeras, las de Xavi.

Cuando uno vive el momento, ese ‘carpe diem’ que se tatúan los intensos y que es uno de los ‘hastags’ más utilizados de las redes sociales, no contempla la reflexión sostenida en el tiempo. Tampoco el trabajo de campo, la espera que no desespera ni la apuesta como la de la cúpula del Girona por Míchel, por poner un ejemplo. Describe bastante más el abrazo con el puñal en el bolsillo y la antítesís del ‘te quiero más que hoy pero menos que mañana’. Cuando ‘no hay plata’, unos ganan y otros pierden.