El hat-trick que no celebramos

Claudia Pina, delantera del Barça Femenino

Claudia Pina, delantera del Barça Femenino / DAVID RÁMIREZ

Carme Barceló

Carme Barceló

Si me dicen hace treinta y seis años que escribiría sobre el hat-trick de una chica de veinte, jugadora de un Barça tricampeón que copa portadas, exclamaría aquella frase tan catalana “t’has begut l’enteniment” (“te has bebido el juicio” o “has perdido la cabeza”). Porque a mediados de los ochenta, a la que ésto firma le negaron la entrada a un campo de fútbol alegando que era imposible que la acreditación para cubrir aquel torneo de verano fuera a nombre de una mujer.

“Pone Carlos, que está muy floja la tinta del fax. Un periódico tan prestigioso no te puede mandar a ti”. Recuerdo como si fuera hoy reivindicarme a casi cuarenta grados bajo el pequeño tejado de aquella taquilla. Tuvo que dar fé de mi existencia como periodista -lo de ser humano, como el valor, se me suponía- el delegado del Real Mallorca, José Luis, y algunos colegas que aseguraron que sí, que era la enviada especial y delegada en Baleares de aquel medio. Con la ventolera habitual de La Línea de la Concepción, me agarré fuerte al suelo cuando lo fácil era salir corriendo. O volando. Allí me dijeron que me caería y, desde entonces, decidí vivir pisando fuerte.

Claudia Pina, jugadora del Barça Femení, marcó tres goles esta última jornada de Liga. A sus veinte años, es más que una promesa. En el vestuario la rodean compañeras que han batido récords, pisado alfombras rojas y recogido premios de manos de los mejores futbolistas del mundo. Los referentes de Claudia son hombres y también mujeres, algo impensable hace apenas diez temporadas. Tanto como que cada día sea más normal que una niña se matricule en un campus de fútbol y sus padres accedan sin fruncir el ceño o preguntarle por sus tendencias sexuales. Por desgracia, habrá otros que lo cuestionen, hablen por lo bajo o formen parte de ese colectivo que se niega a potenciar la igualdad.

Este es otro hat-trick que no celebramos: lo padecemos. Los palos en las ruedas siguen existiendo en forma de brecha salarial, menor visibilidad y apoyo irreal de muchos que se suben al carro de los éxitos, no al que hace el camino. Ellas trabajan el doble que ellos para, en muchos casos, conseguir la mitad. Y ahí siguen, marcándole goles de tres en tres a los estereotipos, al sexismo y a la desigualdad.