Opinión

Hansi Flick, entre la ilusión y un río de incógnitas

Flick durante su entrevista en Barça One

Flick durante su entrevista en Barça One / Barça One

Hans-Dieter Flick (Heidelberg, 1965) ha caído de pié en el Barça. Entra bien por su talante, lejos de la ancestral frialdad alemana. Sonríe, transmite paz, se abraza a Pedri y Araujo como si llevara un mundo con ellos, le escribe a Lamine durante la Euro, se derrite ante La Masia y cuenta cómo encontró la pasión por el banquillo blaugrana siendo un vendedor de ropa deportiva. Su relato le lleva hasta Johan Cruyff, un genio que nos habló poco del físico. Lapidaria su teoría sobre el Guardiola futbolista... “Si tiene que defender 60 metros, no puede. Pero si defiende en un comedor, es el mejor. Casi siempre tiene el balón y no puedes dominar el juego si no lo tienes”.

Como siempre cuando se pierde, en el Barça se ha instalado el mantra de la preparación física. Pero en todos sus equipos de leyenda pesó más el fútbol que el físico. En todos. Ojalá se repita con Hansi, que abrazó y matizó el ADN a partes iguales. Le gusta que sus equipos sean más directos. Vale. Pero va a necesitar más gol del que tiene ahora y más uno contra uno para finalizar las acciones. Si corres y no acabas, tienes que volver. Y a veces, ni marcas ni tienes control. Cuidadito con eso.

Antes de, por fin, ser presentado, dejó otra perla a su paso por Barça One: “necesitamos algún futbolista que gane partidos”. Bingo. Sabe Flick que, sin retoques trascendentes, va a ser muy difícil ganar. Entiendo la ilusión. La afición se agarra al míster para que recuperar el ritmo competitivo en Europa, en caída libre desde Berlín. Pero el baile y el juicio, los de verdad, arrancan el 17. El predecesor de Flick llenó medio estadio a su llegada, ganó dos títulos y salió por la puerta falsa. Calma, tiempo y paciencia con Hansi. Ese es el mensaje serio. Y el único válido en el fútbol.