Guiu la rompe en el reino de Joao Félix

Joao Félix.

Joao Félix.

David Bernabeu

David Bernabeu

La irresistible historia del adolescente Marc Guiu, su gol decisivo ante el Athletic del negacionista del ADN azulgrana - Valverde - y la mano en el pecho de la madre del chaval, incapaz de procesar lo que su corazón estaba sintiendo, fueron instantes tan apoteósicos que trascendieron al resultado del choque. En realidad, lo que hizo el delantero de Granollers fue meter al equipo de Xavi en la pomada, a sólo una semana de medirse al eterno rival.

Pero el simbolismo de su gesta, la magia inagotable de La Masia y cómo este juego puede transportarte a momentos sublimes en cuestión de segundos, pasaron por encima de una victoria providencial. En un tramo en el que Xavi, lleno de ausencias estructurales, lucha por sobrevivir y no descabalgarse de la Liga, otro prodigio de la cantera monopolizó el foco del periodismo y de la afición. Guiu lo tapó todo, hasta incluso “robarle” el MVP a su asistente en el gol y, por descontado, al mejor futbolista que pisó el cespéd: Joao Félix. Se habla poco de la que está liando el luso. Poco en el Atleti, donde el ridículo de los que libraban al Cholo del fracaso del Menino en el Metropolitano empieza a sonrojarles. Y no lo suficiente en el Barça, donde los números - 3 goles y 4 asistencias - no se corresponden con el impacto real de su talento en los esquemas de Xavi. Joao Félix, con más de media columna vertebral en la grada, se ha puesto el equipo a la espalda. Absorbe juego, amenaza con el regate, regala goles, se genera ocasiones y, lo más llamativo, corre hacia atrás como nunca lo había hecho. ¿Por qué? Porque el contexto le arropa, le da alas, continuidad y multiplica sus participaciones. Estaba cantado. Sí, Xavi dudó del cuajo del fichaje, no de su calidad. Pero ha sido justo. Le ha dado herramientas, el jugador le ha respondido y no le ha sacado del once. Joao es feliz y lo deuelve con fútbol. No era tan difícil verlo. Por suerte, lo disfruta el Barça

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