Opinión

El fútbol es presente

Hoy Flick es el único argumento y sustento del presidente, una apuesta suya

Eric Garcia y Hansi Flick, en un entrenamiento del FC Barcelona

Eric Garcia y Hansi Flick, en un entrenamiento del FC Barcelona / Barbeito

El fútbol es presente, esta frase que solo puede venir de alguien con verbo fácil, fue el epílogo de un artículo de Jorge Valdano, que apuntaba a nuestro Barça el año pasado. Lo de Xavi era perenne, nunca estratégicamente existió nada que se pudiera sostener de forma sólida y largoplacista en lo futbolístico, todo estaba sustentado por la marca del jugador egarense como mito del club. El presente parece vivir una realidad diametralmente distinta. Casualmente, el personaje causante del infausto 2 a 8, que nos hizo tocar el infierno en Lisboa, es quien ha venido reconstruir los pilares futbolísticos del club.

Ese presente deportivo es lo único que puede sustentar la ilusión de la masa social en este principio de temporada. Gracias a un pleno, cuatro de cuatro en las primeras jornadas, la institución tiene la gasolina, seguramente efímera, que alimenta el ego de los aficionados culés, por comparación con un Madrid que ha empezado en el diván del psicoanálisis para entender su poderosa realidad. Veremos cuánto dura. La ilusión que genera el buen juego del equipo es lo único relevante en el devenir del club, porque el resto son silencio y penurias económicas. El fútbol es pura pasión irracional, el buen juego y los resultados son el opio que hipnotiza a los seguidores acérrimos. Lewandowski vuelve a ser un killer en el área. Olmo ha ofrecido más destellos de calidad en dos partidos que todos sus highlights que se visualizan en YouTube, pinta a jugadorazo. Raphinha reconducido a lo que debe hacer, parece un buen jugador. Pedri vuelve a ser la mejor versión de Pedri. Nadie sale desde la defensa como Cubarsí. Decir Lamine Yamal son palabras mayores, el chico apunta a poder ser el mejor discípulo de Messi, juega y hace jugar, desequilibrando cuando y como quiere.

Lamentablemente, el pasado nos encadena de forma lasciva, por la mochila que la institución tiene acumulada de errores de anteriores mandatos. Pero el presente y el futuro no pinta mejor, está por descubrir el lastre que se añadirá cuando se pueda auditar el actual mandato. Hoy se sobrevive hipotecando todo lo habido y por haber, incrementando ostentosamente la deuda futura. El Barça vive en una crisis permanente como el sistema natural que lo cronifica, pero por suerte, no conduce a destruir el club como podría suceder. Cuando las crisis no son exógenas, nos las creamos nosotros. Alguien debería obligar a auditar algunas de ellas, porque la de Negreira, por cercana y surrealista, con su nulo efecto deportivo, afectó al posicionamiento de la marca a nivel global, deja afectada para siempre la honorabilidad de demasiados presidentes, que no finiquitaron la operación perpetrada por quien fuera y, finalmente, nadie ha dado ni una sola explicación del porqué de tan rocambolesca operación, prolongada en un periodo de más de una decena de años. El primer Laporta era clave de futuro. Hoy ya nadie lo ve así, solo lo deportivo aguanta el presente. Hoy Flick es el mayor sustento del presidente, una apuesta suya, que esta vez, parece, que le ha salido cara. El resto son todos cruces. A ver qué cuenta hoy y quién se lo cree.

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