Fórmula 1: gasolina, velocidad, negocio y… política

¡Será una locura! Primeras imágenes del Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1

¡Será una locura! Primeras imágenes del Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1 / F1

Enric Jové

Enric Jové

La llegada de Liberty Media a la Fórmula 1 generó dudas. El Covid las multiplicó, como hizo con muchas otras, es verdad. La compañía estadounidense se quedó con la participación de CVC, ese fondo que entra y sale del mundo del deporte con amplias ganancias siempre. El plenipotenciario Bernie Ecclestone desapareció en un telediario tras vender después de años de dominar plenipotenciarmente el paddock. El eje donde se tomaban las decisiones pivotó de Londres, Reino Unido, a Englewood, Colorado cuando la FIA vive entre París y Ginebra. Ese era un ancho de banda muy largo para situar las nuevas coordenadas de juego.

Un conglomerado americano gestionando un deporte muy poco americano. En EEUU gusta mucho el motor y la velocidad, pero a su manera. La Fórmula 1 vivía de espaldas EEUU y los americanos no mostraban ningún interés para un deporte que no era el suyo, como casi siempre. Ellos tenían sus circuitos ovales y sus competiciones ancestrales nada atractivas para el resto del planeta, pero poseen la gran ventaja de la audiencia de un único mercado que televisivamente es tan grande como casi el resto del mundo. La velocidad automovilística gravitaba en el resto del mundo con marcas y motores nacidas en el viejo continente intentado demostrar que tenían el vehículo más rápido del planeta y la mayor tecnología en sus fábricas. El primer ejecutivo elegido en la nueva etapa, Chasey Carey, un americano que venía de la Fox, que será recordado más por su excéntrica imagen que otra cosa, fue substituido relativamente rápido por Stefano Domenicalli, un tipo que lleva en el ADN las carreras: nació en Imola y vive en Monza. De escuderías a la propiedad, un gran paso para entender que interesa a los payasos para gestionar el circo con un nuevo criterio.

Ingresos disparados

Tras seis años de propiedad norteamericana al frente del Mundial de automovilismo las dudas no se han disipado, se han volatilizado totalmente, los ingresos se han disparado un 43% hasta 2.573 millones de dólares. Los ingresos que provenían de derechos audiovisuales tenían mucho margen de crecimiento, al mismo tiempo que podían tener un papel estratégico para hacer crecer la disciplina (esta partida ha crecido un 63%), junto a patrocinio (que incrementó un 59%) y son los dos motores actuales del negocio. Tres grandes premios en Estados Unidos, dos de reciente creación en ciudades icónicas (Miami y Las Vegas) han jugado un papel clave para hacer crecer la atención en ese mercado. ¿Qué hacer para ayudar a esa difusión? Una serie como Drive to Survive en una plataforma audiovisual para relatar los “behind the scenes” del deporte tuvo un papel clave. El número de grandes premios podría crecer de nuevo hasta acercarse a las 30 citas, eso también haría crecer la partida de derechos que recibe F1 por parte de los organizadores locales. Los circuitos urbanos están acaparando protagonismo frente a los reputados circuitos de toda la vida. Mónaco ha perdido la singularidad.

El Gran Premio de España arrolló en audiencias en esta pasada edición, un 20,9% que suponen 2.250.000 espectadores en abierto, con incrementos de doble dígito respecto al año pasado. En directo, 292.488 espectadores asistieron en todo el fin de semana a las pruebas, un 40% extranjeros, por tanto ingresos turísticos muy relevantes. La Formula 1 no sólo es deporte, es construcción de la marca Barcelona. Así lo entiende la Generalitat, y así lo debería entender el Ayuntamiento, que con Colau no siempre lo vió así. La ciudad ha sido el centro del mundo por un fin de semana, convivieron la Fórmula 1 con el Primavera Sound, otro evento que debe entender que su marca está ligada a Barcelona y que tiene mucho más sentido aquí que en ningún otro sitio; pero que ha elegido buscar nuevas citas.

Catalunya y la F1

La gasolina en España siempre ha corrido por venas muy catalanas. El RACC Rally (Rally de Catalunya) es un referente en el circuito del mundial de rallies; Dorna, la compañía que organiza el Mundial de Motociclismo (díganle MotoGP en el mundo de la marcas) tiene su sede operacional en Barcelona y sus principales ejecutivos han sido catalanes o personas enraizadas en Catalunya (Ezpeleta, Arroyo, Serracanta y Alonso); y la Formula 1 sólo se ha corrido siempre en Catalunya desde que empezó a pasar por España, pongan el breve epistolario de la era Camps y Barberá en Valencia.

Ahora Madrid reabre el dilema y juega la partida de disputarle a Barcelona el gran teatro de la Fórmula 1. Por dinero, pueden; por capacidad de arrollar desde las administraciones públicas, también. Por temeridad política, sin duda lo harán. No importa ni la herencia, ni la legitimidad, ni las infraestructuras disponibles. Solo interesa el deseo de poseer lo más codiciado a cualquier precio. En el mundo de la exclusividad, el lujo y la excesiva celebridad en el pite lane, Madrid quiere tener su parada. Son algunos de los elementos que convierten a la Fórmula 1 en el gran circo del motor.

Pero eso no debería ser todo. ¿Cabe competir internamente desde un pais para inflacionar el coste de una propiedad que se tiene desde las instituciones públicas? ¿Pasaría esto en otro país? ¿Puede España tener un Gran Premio en Madrid y otro en Barcelona como tiene Italia? En la situación evolutiva inflacionista de la Fórmula 1, lo dudo. Aquí lo dejo.