La final de la Liga es contra el Atlético

Griezmann celebra uno de sus goles ante el Sevilla

Griezmann celebra uno de sus goles ante el Sevilla / EFE

Albert Masnou

Albert Masnou

El Barcelona tiene un margen de ventaja con respecto al Atlético de Madrid impresionante que le permite pensar que tiene el título de Liga en el bolsillo. Y tiene razón. Le queda solo dar la puntilla.  El golpe de gracia. El partido del fin de semana se presenta como el final de la Liga porque un empate o una victoria azulgrana sentenciaría definitivamente el campeonato y permitiría a Ernesto Valverde empezar a pensar en otras competiciones. Y en cómo gestionar al grupo. Una victoria acarrería muchas consecuencias.

Ganar al Atlético es clave para que Dembélé, por ejemplo, pueda disponer de los minutos que no ha tenido esta temporada, coger la confianza que le falta y crecer como jugador para ser decisivo en partidos de Champions o de Copa del Rey.

Ganar al Atlético permitiría que otros jugadores como Piqué pudieran recuperarse completamente de sus problemas en la rodilla o que Alba, Roberto, Rakitic, Messi o Suárez pudieran empezar a dosificarse con vistas a los (en plural esperemos) próximos partidos de Liga de Campeones. Estos jugadores, además, afrontan el partido contra el Atlético como una final porque así podrán empezar a dosificarse para el Mundial. 

Ganar, o incluso empatar,  contra el Atlético no será coser y cantar porque los colchoneros están en racha, porque encajan pocos goles, porque han recuperado el espíritu de Simeone que les ha llevado a sumar solo dos puntos menos que a estas alturas de curso en la temporada que conquistaron la Liga. Sin embargo, este Barça no es el Barça de Tata Martino que flaqueaba por todos sitios. No ha perdido ni un partido en Liga y sabe competir, como demostró en Stamford Bridge, cuyo partido en otras circunstancias se hubiera perdido. Y hoy el barcelonismo lloraría.