Feminismo para la igualdad en el deporte

El Camp Nou luce el símbolo femenino en su terreno de juego con motivo del Día de la Mujer

El Camp Nou luce el símbolo femenino en su terreno de juego con motivo del Día de la Mujer / fcbarcelona

Danae Boronat

Danae Boronat

El fútbol es uno de los últimos reductos eminentemente masculinos que quedaban en nuestra sociedad. Hecho por hombres y para hombres. La apología de lo masculino en su máximo esplendor. El machismo ha sido transversal en el deporte, y especialmente, en el deporte rey en España y en medio mundo. Con la incorporación de las mujeres a los terrenos de juego de forma masiva y el inicio de la profesionalización es momento de feminizar el fútbol. De transformar los roles históricamente establecidos y visibilizarlos, de ocupar lugares tradicionalmente vetados para nosotras: árbitras, entrenadoras, preparadoras físicas, fisioterapeutas, directivas, presidentas, narradoras, opinadoras, directoras y un largo etcétera.

El deporte está lejos de ser igualitario y por eso las reivindicaciones del feminismo son las reivindicaciones de las deportistas que sufren la brecha salarial, la discriminación o la invisibilidad. Aparecen nuevos frentes como el que puede afectar al equilibrio de las competiciones femeninas con la sustitución de la categoría ‘sexo’ por la de ‘identidad de género’. La inclusión de transexuales o transgénero en el deporte femenino amenaza la igualdad de condiciones entre las atletas.

Me temo que todavía tienen que pasar muchos 8 de marzo reivindicativos hasta que las futbolistas dejen de oír expresiones como “chúpame la polla” desde las gradas o “no sois nadie así que no pidáis nada” por parte de directivos. Nuestras denuncias seguirán existiendo mientras haya responsables en clubes que acosan a sus compañeras, como Marc Overmars (director deportivo en el Ajax) o entrenadores cuyo comportamiento poco ético e irrespetuoso incomoda a todo un vestuario de élite. Nuestro estupor y miedo no desaparecerá mientras haya dirigentes como Martín Presa (Rayo Vallecano) que justifiquen amenazas de violación hacia las mujeres como la del entrenador Carlos Santiso y le den amparo. Tolerancia cero con el lenguaje sexista y misógino, con la precariedad, con la cosificación, con el acoso.

Desde estas líneas quiero hacer un llamamiento a todas las que siguen sufriendo por ello. A todas las que tienen miedo a quedarse tiradas si se quedan embarazadas, a las que no se atreven a reclamar las mismas condiciones que sus homólogos masculinos, a las que se callan cuando les faltan al respeto en los estadios o en las redes sociales. No estáis solas. Las mujeres que disponemos de un altavoz y que también, en numerosas ocasiones, sentimos la asfixia de las violencias machistas, somos vuestras aliadas.