La familia

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7 de marzo 2022 - Laporta atiende SPORT para celebrar el año como presidente.jpg / FCB / EFE / AFP / SPORT

Carme Barceló

Carme Barceló

Quién no ha empatizado y llorado viendo a Alberto Closas y a José Luis López Vázquez buscando desesperadamente al pequeño Chencho. ‘La gran familia’, película icónica donde las haya, es un retrato de la España de 1962 en crisis, con muchos hijos y otros tantos problemas domésticos. Así veo a este Barça. Un retrato en blanco y negro en el que, tras la reunión de Joan Laporta con una veintena de periodistas de la ciudad, ha situado y confirmado al mandatario blaugrana el ‘pater familis’ de esta nave que recogió casi a la deriva.

En este encuentro con los medios ya se respiró un cierto aire a No-Do. No fue convocada ninguna mujer y haberlas, haylas. Dicho ésto, uno de los titulares que dejó el presidente fue que el organigrama del FC Barcelona debe, es y va a ser familiar. Prescinde de un CEO tras la marcha de Ferran Reverter y es Laporta el que asume este rol. Él y Ferran Oliver, tesorero de confianza, serán los que firmen y sellen operaciones. El presidente quiere a los suyos cerca de él. Creé y considera que todo lo vivido, sufrido y disfrutado con su gente es aval suficiente para llevar las riendas del club. Y lo hará en formato ‘my way’. Es decir, a su manera.

El planteamiento familiar de Laporta ha generado preocupación antes y después de este café con algunos periodistas. Un año después de ganar las elecciones, pasar el corte del 30 de junio que le ataba al pasado, iniciar su mandato real con el adiós de Messi, una cuenta corriente heredada con números rojos, un ir, venir y despedir a Koeman, una llegada de Xavi que no era su primera opción, un excelente trabajo deportivo en el mercado de invierno que camina en paralelo al adiós del ejecutivo con más talento del club, nos ha dejado una fotografía reveladora. Él, en el centro.

A su alrededor, la familia que uno elige y la de sangre, que también. Siempre positivo, nunca negativo, Joan Laporta sustenta su proyecto en sí mismo, en su gente y en su instinto. Él mismo lo reconoció públicamente, aunque quiénes le conocen saben que le impulsa su intuición, una suerte de sexto sentido -masculino, en este caso, qué paradoja- que le permite conocer de forma clara sin la intervención de un proceso reflexivo. En 1962 podía funcionar, no digo que no. Pero gestionar así una entidad como el FC Barcelona en el siglo XXI me preocupa. El presente y el futuro es en color. Y la música la pone Spotify, no un tocadiscos.