La factura de Pedri la paga el Barça

Pedri Senyera

Pedri Senyera / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Otra paradita, la segunda en un mes. Las Ligas paran para que las federaciones hagan caja con las selecciones. Nuevamente el calendario patas arriba. En su peor momento de juego, al Barça se le llevan a once jugadores, cuatro la selección española: Busquets, Eric García, Gavi y finalmente Sergi Roberto que, a la postre, ha acabado sustituyendo a Pedri. Precisamente el caso de Pedri es el ejemplo más claro de la sobreexplotación a la que se somete a los futbolistas y que se traduce en un aumento de lesiones de las que el propio Pedri no ha escapado. Los datos y las circunstancias adversas, viajes, falta de descanso y recuperación, pocas vacaciones, mala preparación... admiten muy pocas discusiones. 

UNA BARBARIDAD

Pedri jugó la pasada temporada la friolera de 52 partidos con el Barça, diez con la selección absoluta que incluyen todos los minutos de la Eurocopa con tres prórrogas, uno con la sub’23, cuatro con la sub’21 y seis con la olímpica, con dos prórrogas en los Juegos. Total, 73 partidos entre el 27 de septiembre y el 7 de agosto. Una barbaridad. Y más para un chico de 17-18 años que aún está en formación. A todo esto hay que añadir que no ha hecho vacaciones ni pretemporada. El 7 de agosto jugaba la final olímpica en Japón y el 15 debutaba en la Liga en Barcelona. No es de extrañar que su físico no haya aguantado y que ahora solo haya podido jugar cuatro de nueve partidos. Dos lesiones en este principio de temporada pueden condicionarle muchos meses de competición. A todo esto, el Barça es el gran perjudicado. Pedri es pieza fundamental del equipo de Koeman, pero, en el mejor de los casos, tardará en alcanzar su punto álgido de forma. Estamos ante una situación kafkiana, pues en el horizonte tenemos a Gavi, que ya ha sido llamado por Luis Enrique con solo diecisiete años y podría verse sometido a una maratón similar. El Barça ya ha pagado la factura de Pedri y ojalá no le pasen pronto la de Gavi. Urge que los clubs tomen cartas en el asunto, humanicen el calendario y dejen de ser los paganos de la fiesta.