Echar a Koeman es fácil, lo difícil es encontrarle sustituto

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Echar a Koeman es fácil. Lo difícil es encontrarle sustituto. Y ese es el gran problema que tiene en estos momentos Laporta. El presidente del Barça ha sentenciado al entrenador holandés, pero todavía no puede destituirle porque no tiene recambio. Así de simple. O no. Porque Koeman será el entrenador contra el Atlético (no podrá sentarse en el banquillo por estar sancionado) sabiendo, como sabe, que ha perdido todo el apoyo del club. Y en función del resultado, será despedido (o no) de forma fulminante. La decisión de Laporta es irreversible y más después de la dolorosa derrota ante el Benfica. El presidente se enfadó mucho, pero mucho, cuando vio la alineación que había perpetrado el técnico. Se sorprendió (bueno, se cabreó) como lo hicieron todos los culés. ¿Cómo era posible que Koeman no entendiera que tenía que seguir la ilusionante senda iniciada ante el Levante?

Regresar al 3-5-2 y olvidarse de los canteranos fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Laporta, que se ha hartado de insistirle al entrenador cuál era el camino a seguir. La tozudez del técnico ha cavado su propia tumba. Porque el presidente puede aceptar las derrotas en una etapa de transición si, al menos, se mantiene el estilo y se juega bien. Pero es que ni una cosa ni la otra. Y ahí es donde Koeman se ha equivocado. Porque ha perdido el aliado más importante que podía haber tenido. Ahora, el entrenador está totalmente solo, agonizando, a la espera de que Laporta encuentre el relevo. Es cuestión de horas. O de días. Con la asamblea del día 17 de octubre en el horizonte. El máximo dirigente blaugrana sabe que no se puede equivocar en la elección. Porque la decisión marcará su mandato. Es una apuesta estratégica: será ‘su’ entrenador y no una herencia más de Bartomeu.

El parón de selecciones dará oxígeno a Laporta para meditar el nombre. En la lista están Robert Martínez, Xavi Hernández, Andrea Pirlo y Marcelo Gallardo. Aunque también puede existir algún tapado. Y no se descarta una sorpresa de última hora. Como hizo con Rijkaard en 2003. O con Guardiola en 2008. Insisto: no será una elección fácil por las consecuencias que va a tener en el proyecto del presidente. Por eso necesita tiempo para tomar la decisión definitiva. Esa es su hoja de ruta. Pero una debacle en el Wanda puede precipitarlo absolutamente todo... Y, visto lo visto en Lisboa, no hay que descartar nada.