Entre el discurso y el relato de Xavi

Xavi lamenta una acción del partido

Xavi lamenta una acción del partido / JAVI FERRÁNDIZ

Joan Vehils

Joan Vehils

Todo el mundo le entiende. Cuando Xavi habla estrictamente de fútbol todo el mundo le entiende. Nadie como él conoce y ha llevado a la práctica el estilo Barça. Lo ha explicado en infinidad de entrevistas, en ruedas de prensa o, de manera más privada, manejando unos vasos a modo de futbolistas sobre una mesa tras una comida entre amigos. Admiraba a Cruyff y fue la pieza clave del centro del campo de Guardiola. O sea, que no genera dudas respecto a su filosofía y su modo de ver el fútbol.

Otra cosa es que su mensaje cale entre sus jugadores o que sean los futbolistas adecuados para crear un equipo capaza de competir de nuevo por la Champions. Y otra cosa, de la que no hay duda, es que no se puede jugar siempre bien. En este aspecto, los más puristas defensores del ADN Barça son los que más cuestionan a Xavi. Son los que, aún ganando la Liga con la gorra, no están contentos con el juego desplegado o en la disposición de los futbolistas sobre el terreno de juego. Seguramente, Xavi tampoco está satisfecho de lo que observa en ciertos partidos. Es más, seguro que, en ocasiones, también prioriza ganar antes que jugar a la perfección con un estilo impoluto. Cualquiera en su puesto haría lo mismo. En Can Barça no hay margen para la derrota. El propio Johan Cruyff acabó varios partidos con Alexanko jugando de delantero centro.

Relato propio

Dicho esto, cuando Xavi habla tras un partido debería centrarse exclusivamente en analizar lo sucedido. Bastante trabajo tiene en el vestuario como para intentar crear un relato propio. Intentar influir hacia donde tiene que ir el debate es muy legítimo, pero lo más importante y decisivo es ganar. Cuando esto suceda con regularidad y lleve varios títulos a sus espaldas, ya habrá tiempo para la controversia. Mientras, que siga siendo como era hasta ahora. Un tipo auténtico, cercano y sincero. O sea, que explicaba y analizaba exactamente lo que sucedía. Así, sin más.