Opinión

Dime cómo entrenas y te diré cómo juegas

Xavi, en rueda de prensa

Xavi, en rueda de prensa / JAVI FERRÁNDIZ

Casi todos los entrenadores del mundo han pasado alguna vez por una crisis. En ese momento, la estructura deportiva del club valora la situación y decide su futuro. Los motivos para renovar la confianza o perderla definitivamente, además de los resultados, suelen estar relacionados con el trabajo diario. Ustedes recordarán que en 2008 el presidente Laporta decidió sustituir al experimentado Frank Rijkaard por el inexperto Pep Guardiola porque Txiki Begiristáin, director deportivo del club, creyó que el trabajo diario del técnico del filial era extraordinario. O más cerca, en 2021, el Girona, en zona de descenso a 2ª B, decidió renovar a Michel porque consideró que lo que estaba sucediendo cada día en los entrenos iba a tener consecuencias positivas, como así fue aquella misma temporada con el ascenso a Primera y, también, durante las siguientes.

Dime como entrenas y te diré como juegas, reza un dicho futbolístico muy acertado. Lamentablemente, el periodismo no lo puede comprobar porque la modernidad nos ha traído sesiones de entrenamiento a puerta cerrada. Las filtraciones van al orden del día pero parece complicado establecer un juicio riguroso en estas condiciones. Por eso, para los periodistas -y para los aficionados-, la única realidad está en el partido y en las ruedas de prensa de Xavi. Su frase: “esto lo habíamos trabajado pero no ha salido como esperábamos” se repite constantemente, un día hablando de la presión o el juego de posición; otro, de las transiciones del Real Madrid; y algunos más, de la profundidad o la salida de balón. Y así podríamos seguir hasta concluir que el mensaje del entrenador no llega al jugador porque el rendimiento del equipo es el que es.

Y en este punto es cuando Deco, director deportivo, debe actuar porque él sí tiene acceso a los entrenamientos. ¿Trabaja el equipo con el ritmo e intensidad que requiere el fútbol actual? ¿Las explicaciones son de calidad? ¿Los jugadores las entienden? Y si es así, ¿por qué la ejecución en los partidos no es la correcta? ¿Qué sucede en el día a día para que luego, en los partidos, no haya ni un solo jugador que ofrezca su mejor versión? ¿Y por qué, a pesar de esto, siguen jugando los mismos cada semana? ¿Es que los suplentes no están aportando la competividad que deben?

Ha llegado la hora de las decisiones para conseguir que el entrenador y el equipo vayan en la misma dirección. Si el diagnóstico de Deco coincide con el de Xavi es el momento de apretar al vestuario con, incluso, resoluciones dolorosas. Si no hay coincidencia, punto y final a la era Xavi.

El mensaje del entrenador no llega al jugador. ¿Por qué? Es la hora de tomar decisiones.

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