Opinión

El día de la marmota blanca

Real Madrid - Bayern Munich: La doble ocasión de Vinicius y Rodrygo

La doble ocasión de Vinicius y Rodrygo / Telefónica

Pensar que el Real Madrid gana porque tiene una flor en el culo es algo verdaderamente absurdo. El Madrid gana porque sabe competir en la Champions League y porque recibe siempre algún regalito, sea por parte del portero rival o del árbitro. Pero tengo la certeza de que lo primero pesa más que lo segundo, o al menos lo mismo.

Todo el mundo ha puesto el grito en el cielo tras el fuera de juego pitado en el último suspiro del partido: la prensa internacional habla de «Las típicas decisiones extrañas que siempre favorecen al mismo». En Alemania se preguntan como es posible que un árbitro cometa semejante error en una semifinal de UCL, en Italia -aun con el famoso penalti y expulsión de Buffon en mente- empiezan a dudar de todo y en Barcelona seguimos preguntándonos como es posible que prácticamente todos los errores beneficien al mismo, aunque ellos se inventen el relato a medida.

Al final las mentiras caen por su propio peso. Pero como todos opinan, no seré yo quien no lo haga. El error cometido por el árbitro, pitando antes de tiempo e impidiendo lo que hubiese sido el gol del empate y un posible desenlace distinto, es una aberración para esta competición y para el VAR. Más allá de esto, pensar que las 14 -probablemente 15 en unos días- Champions ganadas por el equipo blanco son solo causa de estos errores, es simplificarlo todo.

Sin dejar de lado las “ayudas” arbitrales, el Real Madrid gana porque sabe competir. Si uno trata de hacer el ejercicio de comparar los partidos europeos del Real Madrid con los del Barça se dará cuenta de una cosa: unos tienen garra y los otros juegan acomplejados y llenos de inseguridades.

Unos se los creen y los otros no. Es tan simple como esto. No se puede estar todo el día acusando solo a la suerte o a los árbitros para entender como es posible que un equipo domine durante años y años una competición. Dicho esto, entiendo a la perfección la indignación de los alemanes. Por segunda vez en pocos años, ven como los fallos de los árbitros cuando juegan contra el Madrid son siempre en beneficio del mismo.

Ahora Ancelotti defiende otra causa, pero cuando era entrenador del equipo Bávaro, denunció vehementemente lo mismo que denuncian esta semana todos los medios deportivos. Es verdad que, en esa ocasión, el de la famosa expulsión a Arturo Vidal, el escándalo fue mayor. Igual o más grande fue el escándalo del penalti pitado en la última jugada contra la Juventus. Por no hablar del teatro -puro teatro- de Ramos en la expulsión de Cuadrado en otro partido.

En París hoy se acuerdan de la falta no pitada a Benzema y cometida a Donnarumma, previa al gol del Madrid. Los del Atlético, claro, no pueden olvidar el gol en fuera de juego de Ramos en la final del 2016. Y así podría seguir ad infinitum. Pensar que el Madrid solo gana Champions por este motivo es tan absurdo como decir que el Real Madrid no es el equipo más beneficiado de la historia de la Champions League. La garra, el saber competir y las típicas ayudas arbitrales son los tres motivos por los que ver un partido del equipo blanco sea como vivir en el día de la marmota.  

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