El deporte gana la guerra en Rusia

Vladímir Putin.

Vladímir Putin. / EVGENIA NOVOZHENINA / POOL

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

La respuesta del deporte mundial ha sido unánime y categórica, veto a Rusia. La invasión a Ucrania ha tenido una réplica automática en forma de severas sanciones al máximo nivel

. Clubs rusos expulsados de competiciones internacionales, deportistas aislados, cancelación de competiciones, ruptura de patrocinios y rechazo a los oligarcas propietarios de equipos de futbol. Cualquier vinculación con el gobierno de Putin se paga. Es una represalia lógica y necesaria a la altura de la criminal acción militar desencadenada. Lo mismo ha sucedido a nivel económico, comercial, social y político. La consigna internacional es clara, castigar a Rusia y aislarla para que no pueda continuar una guerra que pone en peligro a todos.

Si Putin se creyó que la conquista de Ucrania sería tan fácil como una victoria deportiva, cometió el mayor error de su vida. La fuerza de las armas ha chocado con el sentimiento patriota del pueblo ucraniano. El poder del dictador no es suficiente para ganar una guerra que, diez días después de su inicio, tiene perdida de cara a la opinión pública. La crueldad de las imágenes devastadoras hace daño a los ojos y duele en el corazón. No podíamos imaginar que volveríamos a ver una guerra así en Europa en el siglo XXI.

El deporte ha dado una lección de unidad y solidaridad ante la injusticia y el atropello. Se ha puesto del lado de la víctima y contra el agresor. Recién superada la batalla del Covid, el conflicto ruso golpea otra vez el deporte. Con una diferencia importante, la pandemia no tenía padre ni culpable directo, el ataque a Ucrania sí. La cascada de sanciones, renuncias y vetos ha sido espectacular. A las 24 horas de conocerse la invasión, se produjo la primera decisión importante, la UEFA trasladó la final de la Champions de San Petersburgo a Paris. Después se conoció la decisión de la FIFA de expulsar a Rusia del Mundial de Qatar. El CIO no ha autorizado la participación de los deportistas rusos y bielorrusos en los Juegos Paralímpicos que se disputan estos días en Pekín.

A nivel económico/empresarial las consecuencias son también radicales. UEFA ha renunciado a su contrato con Gazprom, un patrocinador de 40 millones al año. Adidas ha suspendido su contrato con la Federación rusa de futbol. El Manchester United ha roto contrato de patrocinio con Aeroflot. El Schalke 04 ha sacado de sus camisetas a Gazprom. Roman Abramovich, milmillonario gracias a Putin, se ve obligado a vender el Chelsea por presiones de la Premier League. La Fórmula 1 ha suspendido el G.P. Rusia que se disputaba en septiembre.

El rechazo al deporte ruso por parte de las Federaciones Internacionales es unánime, no puede acoger ninguna competición hasta nueva orden. Bloqueo y colapso total. El deporte gana la guerra a Rusia.