Del tridente a la vulgaridad

El tridente del Barcelona ya tiene sucesores

El tridente del Barcelona ya tiene sucesores / EFE

Jordi Costa

Jordi Costa

La reciente visita de Neymar al vestuario del Barça, en la que según varias informaciones habría reconocido que marcharse al PSG no fue una decisión -por lo menos en lo deportivo- acertada, me hizo pensar en la conclusión de Bartomeu cuando el brasileño se marchó. El presidente aventuró que la descomposición del tridente, al cual se acusaba de los déficits del equipo de Luis Enrique, permitiría recuperar las virtudes colectivas del Barça. Pero, hoy por hoy, ante las dificultades para rescatar el juego fluido y coral, es imposible no echar de menos el derroche de talento del tridente, y es difícil no soñar que el jeque se vuelva loco y desande el camino andado con Neymar.

A pesar de la inoportuna lesión de Dembélé, si Valverde quisiera apostar por un tercer delantero, podría apostar decididamente por un Deulofeu que se ha mostrado más decidido en sus últimas actuaciones. Incluso ha verbalizado que debe parecerse más a la versión atrevida que todos conocíamos de él si no quiere desaprovechar su segunda oportunidad en can Barça. Pero las alineaciones de los dos últimos partidos sugieren que Valverde se siente más seguro con cuatro centrocampistas en el ‘once’, lo cual tendría mucho sentido si sirviera para que el equipo exhibiera otros atributos, como el ritmo de balón, a cambio de la profundidad que pierde. Al no ser así, por lo menos hasta el momento, la sensación es de viaje a ninguna parte.

En San Mamés, como hace unas semanas en el Calderón, Valverde prefirió completar el equipo con André Gomes, esta vez en el perfil izquierdo. Pese a no cuajar un mal partido, la figura del portugués como teórico cuarto centrocampista no se tradujo en mayor fluidez en el primer tiempo y, peor aún, tampoco sirvió para mantener el partido bajo control cuando el Athletic se despojó de complejos y se fue a por el Barça. Sólo la ineficacia rematadora de los leones permitió el triunfo blaugrana. Y ayer en El Pireo, el Txingurri apostó directamente por un 4-4-2 en línea, con Sergi Roberto y Denis abiertos a los costados, y con Busquets y Paulinho en un indisimulado doble pivote que repercutió en un fútbol más plano si cabe que en partidos anteriores. No dudo de las buenas intenciones de Valverde, ni de las dificultades evidentes que se ha encontrado en su aterrizaje en can Barça, pero a estas alturas ya ni siquiera los resultados pueden ocultar la progresiva vulgarización de un equipo que no es ni una sombra del que nos maravilló durante una década.