El clásico, a la medida de China

Javier Tebas habló de los derechos televisivos de LaLiga

Javier Tebas habló de los derechos televisivos de LaLiga / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Si hace diez años nos llegan a decir que un Madrid-Barça se jugaría a las una del mediodía de un sábado, hubiésemos dicho, imposible. Es un horario contra el sentido común de los aficionados españoles, contra la tradición. Pero los tiempos cambian y el ‘money’ impone su ley con criterios estrictamente económicos. Jugar hoy el clásico a la hora del aperitivo, es una imposición televisiva del mercado asiático en busca de mayor audiencia en un país con un potencial de crecimiento comercial enorme. Los chinos verán el partido por la noche y aquí lo disfrutaremos a pleno sol. Allí se podrá ver por la plataforma de televisión online de pago PPTV que cubre China, Macau y Taiwan.

Para entender este cambio, basta una simple comparación. En clubs como el Barça o el Madrid, los ingresos por cuotas de socios y abonados significa menos del 15% del presupuesto. Por el contrario, los ingresos por televisión incluida Liga y Champions, está entre el 30 y 35%. Así se entiende que quien paga, manda. De esta manera nos hemos tenido que acostumbrar, aunque sea a disgusto, que los horarios de los partidos bailen en cada jornada al son de la televisión y no sepamos nunca a qué hora juega nuestro equipo.

Es ley de vida, o Barça y Madrid se adaptan a las necesidades del mercado global o perderán su liderazgo frente a City, United o PSG que tienen claro que juegan una Liga mundial. Los dos clubs españoles son los únicos que no son sociedad anónima, una fórmula -la propiedad sigue siendo de los socios- que ha funcionado bien durante muchos años pero que comienza a sufrir para poder competir con clubs controlados por fondos soberanos a holdings empresariales. Sin perder la personalidad propia, el sentimentalismo histórico, hay que aceptar que para ampliar los ingresos es necesario explotar nuevas vías económicas.

Dicho en otras palabras, para poder pagar a Messi como se merece, tener una plantilla más competitiva y no perder la guerra de los fichajes, el Barça tiene que ampliar su músculo publicitario y comercial a nivel internacional. El futuro pasa por convertir el club en una gran plataforma mundial de entretenimiento. Esto quiere rentabilizar la masa social con el Big Data, potenciar los contenidos en las redes sociales, crear escuelas de fútbol y tiendas de merchandaising en todos los continentes, sacar rendimiento a la explotación del Camp Nou mas allá del museo, entrar en los eSports como forma de captar a los aficionados milenials y, por encima de todo, aumentar los derechos televisivos. Si el Barça quiere llegar a corto plazo a los 1.000 millones de facturación, todo pasa por el mercado exterior donde el poder de la marca tiene mucho recorrido.

Por cierto, todos aquellos que creían que los derechos de televisión en el mundo del fútbol estaban al límite, que dejarían de ser la gallina de los huevos de oro, están equivocados. Hay mercados, plataformas y nuevas fórmulas de emisión que aseguran un futuro optimista. Twitter, Facebook, Amazon y Netflix, compañías líderes mundiales que no habían entrado en el mundo del fútbol, se plantean entrar en un negocio que garantiza una gran audiencia. Que nadie tenga ninguna duda, el duelo entre 

Cristiano y Messi tendrá hoy más audiencia en China que en España.