Un clásico para desquiciar al Real Madrid

El Barça celebra el gol de Kessie en el tiempo de descuento ante el Real Madrid

El Barça celebra el gol de Kessie en el tiempo de descuento ante el Real Madrid / Valentí Enrich

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El madridismo sigue atónito porque, instalado permanentemente en la atalaya de la altivez, aún no ha digerido que el Barça de Xavi Hernández le haya ganado la Supercopa de España (con un repaso táctico al futuro seleccionador brasileño), haya abierto un boquete casi insalvable de 12 puntos en la Liga y, esta noche, salga con la ventaja de haber cosechado un 0-1 en el Bernabéu en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey.

Y todo ello aliñado con tres victorias consecutivas culés en los duelos directos… que puede acabar siendo un póker dependiendo de lo que ocurra hoy en un Camp Nou, que como pasó en el clásico liguero, rugirá como no se veía en años.

El Barça tiene una oportunidad única de ahondar el dedo en la llaga y seguir optando al ‘doblete’, lo que certifica su reconstrucción deportiva en un tiempo récord. Y esto es lo que más daño hace al madridismo, que no se esperaba que la misma temporada en que los blaugranas cayeron por segundo año consecutivo en la fase de grupos de la Champions (y, posteriormente, en la Europa Legue) fueran arrinconados con tamaña superioridad en las competiciones domésticas.

Y, como la autocrítica nunca ha formado parte del libreto del madridismo, la respuesta no ha sido deportiva (donde hasta ahora solo acumulan decepciones) sino que ha sido intentar crear un discurso ficticio y sembrar crispación, que es la misma receta que aplicaron cuando siguieron a pies juntillas a un incendiario como José Mourinho ante el mejor Barça de la historia.

Por eso, ya han juzgado y han sentenciado al Barcelona a la desaparición por el caso Negreira. Y, cuando el Barça se llevó el último clásico liguero, inauguraron un nuevo tipo de negacionismo: el del terraplanismo de las líneas del VAR. Aquella doctrina que niega las virtudes de la ciencia y ven una mano negra y oscurantista donde, en realidad solo hay avances tecnológicos.

La Caverna sigue utilizando la fotografía del gol de Asensio, legalmente anulado por el VAR, como si aún tuviera vigencia o se crean titulares y tweets de ciencia ficción sobre el liderazgo del Madrid sin el VAR, o lo que es lo mismo, con los fallos arbitrales.

Dieron una nueva vuelta de tornillo y se dedicaron a linchar a Gavi durante la última concentración de la selección española, a sabiendas que no estaba Luis Enrique, un muro infranqueable en las ruedas de prensa.

Todo ello es mérito de lo que ha hecho, hasta ahora, este Barça pragmático, con alma y corazón competitivo, dirigido por un técnico de la casa, y con futbolistas franquicias como Pedri, Gavi o Balde de larguísimo recorrido. El partido de hoy promete. Y el fantasma del regreso de Leo Messi asomando.