Opinión

Carta abierta a Mariona, Sandra y Jonatan

Mariona, Paños y Giráldez en su despedida

Mariona, Paños y Giráldez en su despedida / Valentí Enrich

“Árbitra, no pites el final, que se nos van”. Una frase escrita a mano en más de un cartel en el último partido de la temporada en el Johan Cruyff y que refleja un sentimiento generalizado de nostalgia precoz en el último baile en casa de Mariona Caldentey, Sandra Paños y Jonatan Giráldez. Tres nombres que quedan ya para siempre en la historia de un equipo que lo ha cambiado absolutamente todo.

Hoy no voy a hablar de los éxitos futbolísticos de cada uno de los tres. Es por todos conocido. Solo diré, sobre esto, que no merecían menos que poder cerrar sus respectivas etapas como azulgranas con un póquer de títulos que confirma, sin ninguna opción a debate, que el Barça es el mejor equipo de la historia reciente del fútbol. 

Hoy quiero dar las gracias a los tres. Esta profesión puede ser tan bonita como desagradecida. Son muchos momentos compartidos -desplazamientos, ruedas de prensa, entrevistas, partidos, pospartidos- y en estos contextos se crean vínculos, más o menos estrechos. Justamente estas tres personas que ayer decían adiós -o 'hasta pronto'- al Barça han tenido un trato excepcional con nosotros todos estos años. Siempre unas palabras o un gesto para agradecerte, de algún modo, tu trabajo y hacerte saber que lo valoran. Dice mucho de ellas. 

Gracias, Jona. No conozco una sala de prensa en la que se haya hablado tanto de fútbol como en la del Johan Cruyff, algo tan aparentemente normal como extraordinario en una industria en la que las conversaciones sobre lo que sucede en el campo suelen quedar en segundo plano. Siempre una respuesta educada para todo, un “gracias” y un “bona nit a tothom”, en un catalán perfecto. Me llevo un máster en conocimiento del fútbol -conceptos tácticos, técnicos, de roles y posiciones, etc.- y un consejo aplicable a muchos aspectos de la vida: siempre se puede hacer mejor, incluso cuando ganas un Clásico por 5-0, y nunca hay que dar nada por hecho. 

Gracias, Sandra. El otro día, en tu acto de despedida, miraba el vídeo de tus mejores momentos como azulgrana y pensaba: qué difícil es ser portera. Yo nunca quise serlo cuando jugaba en el patio del colegio, demasiada responsabilidad. A menudo sois las grandes olvidadas, pero una buena parada es tan o más determinante que un gol. Y te llevas unas cuantas. Yo me quedo con tus ‘¿cómo estáis?, ¿todo bien?’ antes de atendernos. Parece una tontería, pero no lo es. 

Gràcies, Mariona. Los que saben de fútbol de verdad hablan maravillas de ti y no es casualidad. Una futbolista tan generosa e imprescindible dentro del campo como fuera de él, haces mejores a los que te rodean. Me cuesta pensar que no vamos a ver esa sonrisa a diario en las zonas mixtas, incluso después de alguna -insólita- derrota. Me quedo, también, con tu interés siempre por nuestro bienestar -“¡Que os sea leve el viaje de vuelta!”- o tus palabras de gratitud “por haber venido hasta aquí” [en Frankfurt, en Malmö, en Granada…]. 

Mi abuelo siempre me decía que lo más importante en el mundo es ser buena persona y agradecida con los demás. Al final eso es lo que queda. Y más allá de todos vuestros éxitos, que son muchos, yo os voy a recordar por esto y por otras anécdotas que me guardo para mí. Si no, no estaría escribiendo estas líneas. Por gente como vosotros todo merece la pena.

Gràcies, als tres, de tot cor i molta sort