Opinión

Calculadora, expectativas y frustraciones en el fútbol

Reunión informativa de la Superliga

Reunión informativa de la Superliga / EFE

El fútbol es un negocio relativamente impredecible. Un error en noventa minutos puede significar que ese mismo año se pierdan o se ganen varios millones en ingresos y que eso se arrastre al curso siguiente. Pero también es cierto que, asentado en una categoría, planificar un curso tiene mucho de certezas: las ligas anticipan cuánto van a recibir cada uno por televisión, el histórico hace bastante predecible cuánto se podrá recaudar por abonos y taquilla -salvo pandemia- y el área comercial también debería ser relativamente controlable.

Lo que es difícil de controlar y en los últimos años ha provocado importantes pérdidas son las plusvalías por traspasos, de ahí que sea muy importante estas semanas ir con cuidado con las expectativas, que no cumplidas acaban en frustración, y asumir que la calculadora no engaña.

Hay clubes que están siendo muy honestos estos días y dejando claro que, aunque haya grandes ventas, el límite salarial no se incrementará tanto. Y, sobre todo, que este verano aún será de dura digestión precisamente por lo que decíamos más arriba: muchos definieron costes de plantilla deportiva en cuantías que daban por hecho que se mantendría un nivel de plusvalías por traspasos estable o incluso al alza. Y no, pero los contratos de los futbolistas no son tan fáciles de renegociar son largos y encontrar el equilibrio no ha sido sencillo.

La asistencia a los estadios de LaLiga Santander ha crecido un 10% interanual y se han superado los 11 millones de espectadores, la audiencia televisiva también ha recuperado terreno y los puntos débiles continúan estando en el área comercial, donde no está siendo fácil encontrar alternativa a las apuestas, y en los mencionados traspasos. De hecho, la propia competición no cree que sea hasta 2025-2026 cuando se recuperen los niveles de facturación y rentabilidad preCovid, muestra de la cautela con la que aún hoy deberían referirse algunos a su capacidad para salir al mercado.

Un ejemplo es el FC Barcelona, que en pocas semanas se ha relacionado con Messi, Kimmich y los que faltarán por salir en el álbum de cromos que nunca fue. Lo difícil de decir, aunque creo que sería fácil de hacer entender a la masa social, debería ser hablar con claridad. Y eso pasa por hacer entender que al Barça aún le quedan tres años en los que optar a las grandes estrellas mundiales es una quimera. Eso, o aceptar que para cubrir el álbum de hoy dejemos vacío el de mañana. Porque lo sensato, que no lo mediático, sería guardar la ropa y limpiar el club financieramente para que cuando se regrese al Spotify Camp Nou sí se pueda hacer con los cracks que el socio quiere. A 600 kilómetros hay un buen ejemplo.

Las teles públicas ceden a la presión de sus gobiernos con el ‘futfem’

 

El intento de presión de los gobiernos a las televisiones para la emisión del fútbol femenino ha quedado en nada. Los operadores privados se han mantenido en que las pretensiones de la Fifa estaban fuera de lugar -pedía más de 10 millones de euros en España- y al final serán las cadenas públicas las que emitan el Mundial que se disputa en Nueva Zelanda. Se desconoce cuánto ha cedido Gianni Infantino para asegurarse que RTVE y sus homólogos en Reino Unido, Alemania, Francia e Italia acepten pagar la factura.