Opinión

El barcelonismo no debería ponerse exquisito

Lamine Yamal, tras marcar ante la Real Sociedad: "Solo he tenido que empujarla..."

Las declaraciones de Lamine Yamal tras marcar ante la Real Sociedad / @MovistarFutbol

Quedan tres jornadas de Liga, todavía. Por suerte, hay jornada entre semana y pasarán rápidas. El Barça se juega en ellas el segundo lugar de la Liga, un objetivo que crea poco aliciente entre el barcelonismo, a juzgar por lo que se observa y se intuye a través de las informaciones que se generan y los debates que se alimentan. Xavi dijo que “no conseguir la segunda plaza sería dar un paso atrás”. Fue una declaración adecuada y oportuna. En el partido contra la Real Sociedad, no se vio a un equipo obsesionado en lograrlo, pero sí con una actitud correcta y consciente.

No puedo entender que se desestime el segundo lugar en el sentido que, si no se puede ser campeón, tanto da segundo como tercero o cuarto. Como tampoco comprendí en su día que se menospreciara la opción de ganar la Europa League o que se consideren según qué competiciones de prescindibles y, en consecuencia, por las que no hace falta esforzarse en ganar. Desprende una delicadeza estúpida.

El objetivo de terminar la liga española en segundo lugar no debiera ser solo una cuestión económica o de clasificarse para la Supercopa de España y optar así a un título la próxima temporada. Ni tampoco de dignidad o para mantener la hegemonía del fútbol catalán contra el Girona. Va mucho más allá. Es una cuestión de cultura deportiva. Siempre hay que intentar ganar, terminar en la mejor posición posible, dar lo máximo y llegar hasta donde se pueda. Ponerse exquisito denota siempre una suficiencia impropia. Pero hacerlo en las actuales circunstancias resulta sobretodo ridículo. Y más vale comprenderlo y aceptarlo cuanto antes, porque esto va para largo.