Barça versus Barcelona

Ada Colau y Joan Laporta

Ada Colau y Joan Laporta

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Es triste tener que reconocerlo pero el Barça y la ciudad de Barcelona, lamentablemente, van por el mal camino. Un camino de dificultades, una etapa de problemas y un tiempo de decepciones. El destino les ha unido en mal momento. Han entrado en una dinámica negativa donde las críticas entierran elogios olvidados. Es duro navegar contra corriente cuando los resultados y los hechos son irrefutables. Barça versus Barcelona viven una situación parecida. Radicalmente opuesta a la que disfrutaron hace once años, cuando el club de fútbol encadenó seis títulos en una temporada con Messi como icono mundial y los barceloneses podían presumir de una ciudad que era motor de negocio y prosperidad para el país. La realidad ahora es muy distinta. Viene una época complicada y lo peor es que resulta imposible vislumbrar cuándo puede comenzar la remontada. Laporta no tiene una varita mágica para arreglar a corto plazo la ruina que dejó Bartomeu. Colau también tiene complicado recuperar el terreno perdido en los dos años de mandato que le quedan. Los milagros no se producen en el fútbol ni en la política. El panorama, tanto en el Camp Nou como en la plaza de Sant Jaume, es preocupante. El Barça está sin dinero, con un equipo devaluado, con problemas con el entrenador para afrontar el nuevo proyecto, una deuda descomunal y un estadio que necesita una rehabilitación urgente desde hace años. Ha tocado fondo. La nueva directiva es prisionera del pasado, pero a la vez es responsable de no haber presentado hasta la fecha un plan de futuro para salir de la crisis. Barcelona también acumula una serie de agravios notables. Su imagen y prestigio internacional se ha deteriorado. Los ciudadanos se quejan de la inseguridad, sufren el incivismo de los botellones y un plan de movilidad muy discutible. La pérdida de la ampliación del aeropuerto no es una buena noticia pensando en los intereses económicos del futuro. Hay más motivos para la crítica que para la esperanza. El duro golpe económico que ha significado el bajón del turismo por culpa del covid costará recuperarlo. Hasta aquí el retrato de la situación actual que refleja más sombras que luces. Pero ante un problema de esta magnitud, no se puede caer en el pesimismo ni en la inacción y mucho menos en el desencanto. Hay que reaccionar con coraje y valentía. Ahora más que nunca el barcelonismo tiene que hacer piña con el club, asumir la realidad y luchar para recuperar el prestigio perdido. Lo mismo vale para Barcelona, una ciudad viva y con corazón que quiere olvidar pronto la pesadilla del covid. Laporta y Colau no lo tienen nada fácil, pero es en estos momentos comprometidos cuando los dirigentes tienen que dar la talla. De lo contrario, los socios y ciudadanos les pasarán factura.